Los planes del Papa
Francisco no se asomará al balcón central de la basílica vaticana para impartir su bendición a los católicos del mundo
Para un Papa tan necesitado del contacto directo con los fieles, las disposiciones sanitarias que velan por las distancias interpersonales han provocado un vuelco en la forma en la que desempeña su liderazgo espiritual. La pandemia se ha llevado por delante los grandes baños de masas, los sentidos abrazos a los enfermos y los besos a los niños. Pero lo esencial sigue en su sitio. Por eso esta Navidad será, como todas las demás, el momento en el que Francisco conmemore la llegada de Jesús al mundo. Eso sí, con alguna diferencia en las formas.
El Pontífice celebra la tarde del jueves en la basílica de San Pedro la Misa del Gallo, que será retransmitida en directo por TRECE a las 19:30 horas. Se ha visto obligado a adelantar la Eucaristía dos horas para cumplir con las duras restricciones en Italia, que con más de 65.000 muertos ha coronado la dramática lista de los fallecimientos por la COVID-19 en Europa. El país será zona roja con limitaciones de movimiento entre regiones del 24 al 6 de enero. Permanecerán cerrados restaurantes, tiendas y centros estéticos, y continuará vigente el toque de queda desde las 22:00 hasta las 5:00 horas. Pero las Misas se seguirán celebrando. En este sentido, la Congregación para el Culto Divino publicó un decreto con el que habilita a los sacerdotes a celebrar hasta cuatro Misas diarias el día de Navidad para evitar así aglomeraciones de fieles en las iglesias.
La idea de Navidad del Papa es seguir al pie de la letra las indicaciones de las autoridades italianas, que permiten un máximo de 200 personas en ceremonias religiosas en lugares cerrados. Por eso, se priorizará la participación de peregrinos respecto a las solicitudes oficiales. El Vaticano avisó a finales de octubre a los embajadores acreditados en Roma de que «las celebraciones litúrgicas presididas por el Santo Padre tendrán lugar de forma privada, sin la presencia de miembros del cuerpo diplomático». Además de reducir la presencia de fieles en la basílica, será obligatorio mantener las distancias de seguridad en los bancos y llevar mascarilla.
Otra de las novedades es un cambio en la forma del urbi et orbi. El Papa no se asomará al balcón central de la basílica vaticana para impartir su bendición a los 1.200 millones de católicos del mundo. En cambio, está previsto que lo haga a solas desde el aula de las bendiciones del Palacio Apostólico. Los días 26 y 27 de diciembre, así como el 1, el 3 y el 6 de enero, rezará el ángelus desde su estudio en la Biblioteca Apostólica. El objetivo es evitar las aglomeraciones en San Pedro.
El 31 de diciembre celebrará las vísperas y el tedeum en acción de gracias por el año que termina, y la primera celebración del 2022 tendrá lugar el mismo 1 de enero, solemnidad de María Santísima, Madre de Dios, y LIV Jornada Mundial de la Paz, que este año lleva por título La cultura del cuidado como camino de paz. El miércoles 6 de enero presidirá la Eucaristía de la solemnidad de la Epifanía del Señor.