Los periodistas tienen traumas - Alfa y Omega

La salud mental tras dos años de guerra en Ucrania es el foco de la labor de la Iglesia local. Mujeres con maridos en el frente que no saben si son o no viudas. Niños con sufrimientos tan grandes que hasta han llegado a apagar literalmente sus corazones. Pero hoy quiero poner el foco en mis colegas. En esos periodistas que llevan 48 meses en las trincheras. A los que ha alcanzado la metralla y tienen heridas físicas y psicológicas de por vida. A los que han visto cómo no pocos medios ponían fin a sus contratos laborales porque Ucrania ya no importa tanto o porque sus problemas médicos les impedían producir al nivel deseado. A ellos, que se han jugado la vida para que ustedes y yo sepamos qué pasaba en el corazón de la localidad de Avdíivka, que han trabajado rudimentariamente escondidos en búnkeres para enviar una crónica, que han dejado a sus familias para ser nuestros ojos y nuestra alma en medio de un pueblo sufriente. Aquí hay poco más que palabras y espacio en un tema de portada. Nada comparado con esta vocación de entrega tan poco valorada, en ocasiones, por las propias empresas de comunicación. Sin ellos no habría verdad. Sin ellos no habría periodismo.