Los pasajeros de la noche. Una familia rota que seguía siendo familia - Alfa y Omega

Los pasajeros de la noche. Una familia rota que seguía siendo familia

Juan Orellana
Talulah (Noée Abita) es consolada por Elisabeth (Charlotte Gainsbourg) en un fotograma de la película
Talulah (Noée Abita) es consolada por Elisabeth (Charlotte Gainsbourg) en un fotograma de la película. Foto: Adso Films.

10 de mayo de 1981. Ha tenido lugar la segunda vuelta en las elecciones presidenciales en Francia. Valéry Giscard d’Estaing deja paso al socialista François Mitterrand. La calle se llena de jóvenes entusiastas de izquierdas que sueñan con vientos de cambio. La familia Davies, con sus dos hijos, llega a casa de noche. Comienza la retransmisión del programa de radio nocturno Los pasajeros de la noche, conducido por Vanda Dorval, y del que la insomne Elisabeth (Charlotte Gainsbourg), la madre, es una seguidora habitual. Se trata de un programa en directo en el que la gente va o llama para combatir su soledad y compartir experiencias de vida.

1984. El señor Davies se ha ido a vivir con su amante, y una destrozada Elisabeth debe empezar a buscar trabajo para sacar adelante a su familia. Mathias (Quito Rayon Richter), el hijo adolescente, hace el vago todo el día y su hermana, Judith (Megan Northam), está implicada en la lucha política. Elisabeth consigue empleo de telefonista en su programa favorito, Los pasajeros de la noche, y, un día, al salir del trabajo, decide llevarse a casa a Talulah (Noée Abita), una chica que ha intervenido en el programa, que vive en la calle y tiene problemas con las drogas.

Con estos mimbres arranca una historia humana que pone la idea de familia en el centro del foco. Una familia real, imperfecta, incompleta, pero a la vez unida, abierta, acogedora. Cada personaje hace su camino, a trompicones, con errores y a veces sufrimiento, pero siempre encuentra a su familia como punto seguro de referencia. Una familia que incluye al abuelo, el padre de Elisabeth, pendiente de ayudar en lo que pueda.

De todos los personajes, posiblemente el más interesante es el de Talulah, una adolescente herida por las drogas, pero de corazón puro y agradecido. Una chica sin vínculos ni familia, y que, sin embargo, anhela su lugar en el mundo. De hecho, la película comienza con una hermosa metáfora visual. Talulah busca su itinerario en un plano del metro de París, donde hay luces rojas y luces verdes. Itinerarios de peligro e itinerarios de esperanza. Está perdida y busca su destino. Estamos, pues, ante una película sensible, que trasluce positividad en un contexto oscuro y transmite esperanza sin recurrir a las recetas o atajos con moralina.

La cinta está envuelta en un halo de nostalgia, con una embriagadora banda sonora de Anton Sanko, amén de canciones de la época, y una fotografía intimista y evocadora de Sébastien Buchmann, con muchos momentos de found footage. Hay que advertir de que se trata de una cinta para adultos con un par de escenas sexualmente explícitas.

Dirige la película el parisino Mikhaël Hers, un guionista y director que ya trató el asunto de la familia y la actitud de acogida en Mi vida con Amanda (2018). La película fue bien recibida en los festivales de Berlín y Valladolid.

Los pasajeros de la noche
Director:

Mikhaël Hers

País:

Francia

Año:

2022

Género:

Drama

Público:

+12 años

Cartel de 'Los pasajeros de la noche'