Los pactos, determinantes - Alfa y Omega

Los pactos, determinantes

Angela Merkel ganará las elecciones alemanas del domingo, pero no es seguro que pueda gobernar. Los obispos piden un voto pro europeo, que esté comprometido con la defensa de la familia y de la libertad religiosa. Hay notables diferencias entre los principales partidos, pero, además, la duda está en a qué principios estarán dispuestos a renunciar los partidos para alcanzar el poder en los inevitables pactos post electorales

Ricardo Benjumea
Carteles electorales de los principales partidos políticos alemanes.

El liderazgo alemán en Europa es indiscutible. El continente espera a que pasen las elecciones del domingo para afrontar por fin retos como la Unión Bancaria, el tercer rescate a Grecia o la renovación de los principales cargos en la UE.

Los obispos animan a votar con conciencia de esta responsabilidad. «Alemania se ha beneficiado en gran medida de la integración europea y de la introducción de la moneda común», y tiene un compromiso de solidaridad con sus socios para preservar este proyecto de paz, afirman. Al mismo tiempo, reconocen que «la crisis de deuda pública europea» ha supuesto un fardo sobre la Hacienda alemana, y previenen frente a «un excesivo endeudamiento», que hipoteque el futuro «de las próximas generaciones». En definitiva, «la política debe estar orientada al largo plazo, también en tiempos tormentosos», un principio que vale tanto para denunciar la irresponsabilidad de las políticas derrochadoras, como el nuevo populismo antieuropeo que se propaga entre un sector de la opinión pública alemana.

Europa es el primer punto que destaca la Conferencia Episcopal Alemana en sus orientaciones. El hasta ahora Presidente del Episcopado, monseñor Zöllitsch, cuya renuncia como arzobispo de Friburgo fue aceptada el martes por el Papa, descalificó en agosto la opción nacionalista Alternative für Deutschand –partido euroescéptico que defiende la salida de España del euro–, a pesar de que, en otros terrenos, la sintonía es notable. AfD, que podría dar la sorpresa y superar la barrera del 5 % para colarse en el Bundestag, es netamente pro familia y uno de los impulsores de la iniciativa pro vida One of us.

Las palabras del arzobispo Zöllitsch generaron una airada reacción en AfD, y los obispos se han cuidado desde entonces de realizar pronunciamientos tan expresos. La única excepción se ha referido al neonazi NPD. El obispo de Dresde ha firmado una declaración, junto al obispo luterano de Sajonia, advirtiendo contra el voto a este partido, que empieza a recoger parte del voto descontento que tradicionalmente se dirigía a los antiguos comunistas de la RDA, la extinta Alemania socialista. Por otro lado, en Ratisbona (Baviera), las campanas de la catedral reventaron un mitin del NPD celebrado junto al templo. Desde entonces, el obispo (monseñor Rudolf Voderholzer, también director del Papst-Benedikt-Institut) es señalado como enemigo de la libertad en carteles y panfletos de este partido.

La familia, a debate

Citando al Papa Francisco, los obispos insisten en el deber cristiano de acogida a los refugiados, y advierten de que «la crisis europea no nos puede llevar a despreocuparnos de los problemas globales», como la «lucha contra el hambre y la pobreza». Otro de los puntos se refiere a la política familiar, instalada «fuertemente en medio del debate político».

«El matrimonio y la familia merecen un apoyo y reconocimiento especial», dicen los obispos, después de que el SPD, los Verdes y La Izquierda –tres partidos con opciones de conformar un Gobierno de coalición– hayan coincidido en proponer el desmantelamiento del sistema fiscal que beneficia al matrimonio. Los Verdes ponen además como condición de un hipotético pacto con los socialdemócratas la aprobación del matrimonio gay en los primeros 100 días de Gobierno.

En este punto, la posición de la CDU no es tan clara como quisieran las bases del partido, mayoritariamente católicas. La influyente ministra Ursula von der Leyen ha defendido la adopción por parte de homosexuales. Von der Leyen, madre de familia numerosa, es evangélica, como la mayor parte de ministros de Merkel. La Iglesia Evangélica alemana ha aprobado recientemente un documento en el que se equipara el matrimonio a otras formas de convivencia.

La CDU tampoco muestra la claridad de otras épocas en la defensa de la vida. Quizá para contrarrestar el desafecto en muchos votantes, Merkel se ha prodigado en medios católicos, incluso en pequeñas publicaciones diocesanas, hablando abiertamente de su fe cristiana o de su admiración por Benedicto XVI y el Papa Francisco. Los democristianos son, además, el único gran partido que defiende el actual sistema de exenciones confesionales en materia de derecho laboral y otras formas de colaboración Iglesia-Estado, que quieren desmantelar los partidos de izquierda y los liberales. En sus orientaciones, los obispos denuncian «una comprensión reducida de la libertad religiosa. Paradójicamente, Katrin Göring Eckardt, la candidata de Los Verdes, el partido más beligerante de los cuatro grandes en materia de separación, ha evitado hasta el último momento renunciar –y lo ha hecho sólo de forma temporal– a su cargo en la presidencia del Sínodo de la Iglesia Evangélica de Alemania.

¿Qué es negociable?

A la hora de elegir entre las distintas opciones, los electores deben añadir la consideración de que el próximo gobierno será seguramente de coalición. La actual alianza entre la Unión Democristiana (CDU) y el FDP (Liberales) corre el riesgo de verse superada por SPD, Verdes y comunistas. El candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück, rechaza acuerdos con estos últimos, pero en su partido algunos hacen ya planes sin él.

Una nueva gran coalición sería aplaudida por el electorado, aunque la rechaza la mayoría del SPD, que teme volver a ser fagocitado por Merkel. La Canciller, por su parte, no descarta siquiera un acuerdo con Los Verdes, opción que ya ha experimentado –sin demasiado éxito– en Hamburgo.

Ése es un importante factor de confusión sobre lo que pueda suceder a partir del domingo. La CDU de Merkel es puro pragmatismo, dispuesta a pactar lo que sea con cualquier socio. Quizá por ello, en su felicitación a la CSU, socio menor de la Unión, tras la arrolladora victoria del pasado domingo en las elecciones de Baviera, el cardenal Marx, arzobispo de Munich, ha resaltado que la C de cristiano en las siglas implica algunas obligaciones. Eso también es pragmatismo. Sin el voto católico, que aumentó del 50 al 56 %, la CSU no hubiera recuperado la mayoría absoluta perdida en 2008.