Los obispos unificarán los criterios para acompañar a las familias
Así aterrizará Amoris laetitia en nuestro país: «Ante el sufrimiento de los matrimonios, la Iglesia se quiere presentar con misericordia», afirma el cardenal Blázquez
«No hay prisa», coinciden los obispos españoles al preguntarles sobre cómo van a unificar los criterios para el acompañamiento de las familias después de la exhortación Amoris laetitia. No hay prisa, pero ya están manos a la obra: la Subcomisión de Familia de la Conferencia Episcopal Española ha comenzado a trabajar en la unificación para toda la Iglesia en España de los criterios para acompañar a las familias. Así lo ha confirmado el cardenal Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal, durante un curso de formación organizado en Guadarrama (Madrid) el pasado fin de semana, en el que los obispos de la Subcomisión de Familia presentaron la exhortación a los delegados de Familia, agentes de pastoral y asociaciones familiares de nuestro país.
«Queremos que haya unos criterios comunes para el acompañamiento en general de todas las familias. Es algo que ya se está preparando en otros países como Alemania, y la Conferencia Episcopal Española ya ha comenzado a trabajar en ello, para tener unas pautas eclesiales y unos criterios compartidos dentro de este campo moral», dijo el cardenal Blázquez, mencionando explícitamente la pastoral de los bautizados divorciados y casados de nuevo por lo civil, aunque el acompañamiento a las familias irá más allá de las situaciones irregulares y adquirirá «un carácter más general» para todas las situaciones familiares, según confirmó en conversación con este semanario. El arzobispo de Valladolid avanzó asimismo que la formación permanente del clero en muchas diócesis durante el próximo curso versará precisamente sobre la aplicación de la exhortación papal.
Ni rigorismo, ni ancha es Castilla
«Un sacerdote no puede proceder por su cuenta haciendo lo que crea conveniente en este campo», alertó el presidente de la CEE al ofrecer algunas claves sobre este trabajo. El discernimiento «debe ser personal, pero también eclesial», un discernimiento que se limite «a obispos y presbíteros», con una consideración fundamental: «Un párroco no puede aconsejar algo distinto de lo que aconseja el párroco de al lado. Hacen falta unos criterios de discernimiento en la comunión eclesial, para que un fiel no pueda decir: “Pues yo me confieso con tal o cual sacerdote, porque tiene la manga más ancha”».
El cardenal Blázquez iluminó antes los agentes de pastoral familiar la recepción en España de la exhortación del Papa observando que «el desplome del matrimonio canónico, el aumento de los matrimonios civiles, los divorciados vueltos a casar o las convivencias sin matrimonio» son situaciones que «entran hoy dentro de nuestro campo pastoral, y el Papa nos invita a entrar en él de manera constructiva». El arzobispo de Valladolid es consciente de que Amoris laetitia «necesita un esfuerzo de comprensión», sobre todo en el capítulo dedicado a los divorciados, y que «hay una recepción difícil, a veces con reservas, lenta…, pero a veces las novedades necesitan tiempo para ser asimiladas, y este documento nos va a llevar todavía algún tiempo». Con todo, para Blázquez este documento «está en continuidad con el magisterio», y en línea con «la mejor tradición de la Iglesia», por lo que «nadie puede decir que no es eclesialmente católico»; pero eso sí, «tiene novedad y ensanchará nuestra labor pastoral porque estamos en una situación sociológica nueva».
A la hora de aplicar la exhortación a las situaciones concretas de las personas, el cardenal Blázquez remarcó que «existe un ritmo de comprensión y de capacitación para cada persona», lo que no significa «que defendamos la gradualidad de la ley, o sea, decir a alguien: “Para ti, te basta con cumplir esto”. No, eso no. Aunque es necesario ver la conciencia y las fuerzas de cada persona. No queremos ser rigoristas ni ancha es Castilla, queremos ser discípulos del Señor. Se nota claramente cuando una persona busca de veras al Señor, o cuando uno busca comulgar para quedar bien en el álbum de fotos» de una Primera Comunión o una boda. Para discernir, el instrumento indispensable es «el diálogo pastoral y el acompañamiento, para ver los ritmos de conversión de cada uno», teniendo presente que «muchas veces, a la hora de ayudar de verdad a un matrimonio en crisis, no basta simplemente recordarles algunos cánones del Código de Derecho Canónico». La exhortación Amoris laetitia «está escrita en un clima de compasión y ha sido publicada en el Año de la Misericordia. Ante el sufrimiento de tantos matrimonios, la Iglesia se quiere presentar con misericordia».
Familias y parroquia
En este mismo sentido, monseñor Mario Iceta, obispo de Bilbao y presidente de la Subcomisión de Familia, afirmó que la particularidad de la pastoral con cada caso concreto «debe estar supeditada a la salvación de las almas y al bien de las personas», por lo que «no se puede juzgar bien una situación atendiendo solo al fuero externo». Así, la clave para aplicar la exhortación a la pastoral familiar es «acompañar a la persona en su drama, y a partir de ahí encontrar un camino para caminar juntos», recordando que «la perfección de la Iglesia se descubre sobre todo en la misericordia».
Monseñor Juan Antonio Aznárez, obispo auxiliar de Pamplona, recalcó que la prevención de las crisis pasa por «la integración de los matrimonios en grupos de fe,»; el «asesoramiento de matrimonios experimentados y bien formados»; o la implantación de «centros de escucha especializados, como nuestros centros de orientación familiar». Y, cuando llegan las rupturas, la pastoral de la Iglesia debe comenzar por «el apoyo de la comunidad local, con sus pastores al frente», para hacer saber a separados y divorciados «que no están excomulgados y que sus posibilidades de participar en la vida de comunidad son inmensas». Y lanzó una autocrítica: «En muchos casos no hemos favorecido con nuestros juicios y actitudes su integración en la comunidad». Sin embargo, el criterio está claro: «No se trata de rebajar la ley para hacerla asumible, sino de ayudar a crecer, poco a poco, hasta llegar a vivir con la mayor plenitud posible el plan de Dios al que apunta la ley».
«Este es nuestro momento»
Para los obispos españoles, la pastoral familiar que nazca de la exhortación no es una competencia exclusivamente clerical, sino que pasa por las familias, que son «las principales protagonistas para anunciar el evangelio de la familia», aseguró monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y expresidente de la Subcomisión de Familia. A las familias cristianas «se os pide el testimonio de vuestro amor cotidiano y ordinario. Sois un sacramento y vuestra alianza refleja el amor de Dios». Por eso, «lo peor que le puede pasar a nuestra pastoral familiar es concebirla como un esfuerzo moral. Nosotros anunciamos la alegría del Evangelio, que es Jesucristo, Dios vivo y cercano» a las familias.
Reig Pla apuntó también a otra clave por la que pasa la renovación de la pastoral familiar: la parroquia. «La parroquia debe ser una familia de familias, y hace falta en cada parroquia una pastoral específicamente orientada a la familia». Y concluyó: «Hoy en España estamos a la intemperie» en cuanto se refiere a la crisis de la familia, «pero es genial: este es nuestro momento para poder evangelizar».