Los obispos: «Quienes se preguntan dónde está la Iglesia, pueden dirigirse a los pobres, a los enfermos...» - Alfa y Omega

Los obispos: «Quienes se preguntan dónde está la Iglesia, pueden dirigirse a los pobres, a los enfermos...»

En su mensaje con motivo de la festividad del Corpus Christi, también Día de la Caridad, reivindican la implicación de la Iglesia ante la pandemia y piden a los políticos «una firme voluntad de llegar a acuerdos y de aplicarlos»

Fran Otero
Foto: EFE / Mariscal.

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha publicado este lunes el mensaje de los obispos de la Subcomisión de Acción Caritativa y Social con motivo del Corpus Christi y día de la Caridad, que se celebra el próximo 14 de junio. Un texto en el que reivindican la labor de la Iglesia en estos momentos, sobre todo con los más vulnerables.

«Quienes se preguntan dónde está la Iglesia en estos momentos, pueden dirigir su pregunta a los pobres, a los enfermos, a los discapacitados, a los que están solos, a los ancianos abandonados, a los que buscan sentido en medio de la oscuridad, a los que han perdido un familiar querido, a tantos que buscan a alguien que les escuche… Ellos han encontrado el rostro de la Iglesia en la acogida de los miembros de Cáritas y de tantas otras entidades de Iglesia. Ellos la han encontrado en tantos hombres y mujeres creyentes, que también son la Iglesia, y que se gastan y desgastan por edificar un mundo más justo, más fraterno, más humano y más abierto a Dios. La Iglesia, con la ayuda del Señor, seguirá realizando este servicio diariamente, con humildad, sin pretender ocupar las primeras páginas de los periódicos», señalan.

Un compromiso que nace de la Eucaristía, «que alimenta nuestra vida y y la llena de sentido», y con la que «recibimos el don de la comunión para vencer al virus de la división y el don del amor para hacer frente a la pandemia de la indiferencia».

«No podemos quedarnos bloqueados por el dolor. El Señor nos llama constantemente a ser discípulos misioneros, a salir a los caminos y encrucijadas de la historia para convocar a todos, especialmente a los desesperanzados, a los pobres y excluidos, a los que experimentan la violencia y la persecución, y a los que habitan en las diferentes periferias de nuestro mundo. En cada Eucaristía el Señor nos invita a salir al encuentro de tantos hermanos y hermanas que deambulan por la vida. Al comulgar con el Cuerpo de Cristo, somos enviados por Él con la energía y la luz necesarias para salir al mundo, para partirnos por los heridos de la vida», escriben.

Por eso, añaden, hoy más que nunca se necesitan personas que «puedan ser santos de la puerta al lado, de los que Dios se pueda servir para hacerse presente y ofrecer esperanza a quienes caminan perdidos y desesperanzados».

«La Iglesia quiere seguir ofreciendo el sustento material a quien lo necesita, el acompañamiento a quienes se sienten solos y el alimento espiritual, que nace de la Palabra y los sacramentos, a todos los que tienen hambre de dios o necesitan encontrarse con Él para descubrir el verdadero sentido de su vida. Esta es la gran obra social de la Iglesia», apuntan.

Pero esta tarea, reconocen, no se puede hacer de manera particular: «Necesitamos de todos y particularmente de nuestras autoridades políticas, civiles, económicas y religiosas. Necesitamos personas con mucha paciencia, con la mirada puesta en los más frágiles de nuestra sociedad, y con una firme voluntad de llegar a acuerdos y de aplicarlos».

En este sentido, afirman que la voluntad de acuerdo es «hoy lo más importante». Esto es, «que los muros sean superados; que los egos, los intereses particulares y las ideologías sean dejadas a un lado». «Oramos para que el virus de la división, que estará siempre al acecho, no consiga romper el buen hacer de todos los interlocutores, pues está en juego la construcción del bien común en nuestra sociedad», explican.