Los obispos piden políticas migratorias inclusivas y apoyadas en los derechos humanos
En su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado defienden que las migraciones tienen un papel en la respuesta a retos como la pandemia, la crisis demográfica o el cambio climático
Los obispos de la Subcomisión para las Migraciones y la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española (CEE) han hecho público este lunes su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado del próximo 26 de septiembre en el que reclaman políticas migratorias «en clave inclusiva» y que tengan como referencia «una ética apoyada en los derechos humanos».
«Se nos llama a poner todo el esfuerzo en construir, con todos, un sistema que normalice la migración legal y segura a largo plazo», añaden en un texto en el tiene un gran peso la última encíclica del Papa Francisco, Fratelli tutti.
En este sentido, señalan que los católicos tiene un papel importante a la hora de «ayudar a generar políticas y legislación que favorezcan a quienes llegan y que potencien la ayuda necesaria para el desarrollo de los países de origen». Y continúan: «No podemos dejar solos a los que toman las decisiones, ni a los gobernantes ni a quienes gestionan la crisis. Es hora de incorporar el grito de tantos y de acoger las huellas ya marcadas».
Tras constatar que la migración «ha amasado» la historia de la humanidad, señalan que en estos momentos tiene «un puesto y un papel» en la respuesta a desafíos como la pandemia, la crisis demográfica, el cambio climático, la seguridad de las fronteras o la desigualdad social.
Asimismo, ponen de manifiesto las dos posibles respuestas ante las crisis migratorias. Una «desde la seguridad encapsulada de una Europa en invierno demográfico, desde el baile de juegos geopolíticos o intereses partidistas», y otra «desde la mirada de nuestro Padre que nos pide humanizar las crisis, responder socialmente con mirada a largo plazo desde el horizonte de la fraternidad humana».
Incorporar el grito de los migrantes en las comunidades
Concretamente, en un mensaje hacia dentro de la Iglesia, piden poner todo el esfuerzo «para incorporar en la vida comunitaria el grito de los migrantes y refugiados, los que llegaron y los que al otro lado de las fronteras golpean nuestras puertas». «Una comunidad no será madura hasta que no sepa vibrar, discernir e incorporar el amor», agregan.
Para los obispos la llave es la cultura del encuentro, que puede facilitar que allí donde camine la Iglesia se abran puertas y se posibilite que el migrante pueda incorporarse en todos los procesos de participación, tanto de vida como de fe. «Se trata de incorporar las vidas de los migrantes en el horizonte común de cuanto hacemos, vivimos y celebramos», concluyen.