Los obispos piden a los consagrados no «ceder a las tentaciones de la cantidad o la eficiencia» - Alfa y Omega

Los obispos piden a los consagrados no «ceder a las tentaciones de la cantidad o la eficiencia»

El próximo 2 de febrero se celebra la XXIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada bajo el lema Peregrinos y sembradores de esperanza

José Calderero de Aldecoa
Foto: CEE.

En su mensaje para la XXIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra el próximo 2 de febrero bajo el lema Peregrinos y sembradores de esperanza, los obispos españoles llaman a la vida religiosa a no «ceder a las tentaciones de la cantidad o la eficiencia, ni a las de confiar en las propias fuerzas o dejarse amedrentar por las debilidades».

Entre estas últimas, los prelados citan concretamente la disminución de vocaciones y el envejecimiento, «sobe todo en Occidente», los problemas económicos, los desafíos de la internacionalidad y la globalización, el relativismo o la irrelevancia. «Es precisamente ahí, entre todos estos aprietos, que no son exclusivos de la vida consagrada, donde el Papa dice que “se levanta nuestra esperanza, fruto de la fe en el Señor”», señalan.

Pero la esperanza también ha de manifestarse hacia fuera. En este sentido, los obispos invitan a las personas consagradas a «seguir denunciando la injusticia, la falta de hospitalidad con el migrante, la aporofobia, la economía inhumana, la trata de personas o los atentados contra la creación». Se trata, en definitiva, de «seguir peregrinando con los débiles, los indefensos, las víctimas» de la misma forma que «Dios camina con ellos».

Dentro del conjunto de víctimas, la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada cita específicamente a las de abusos, a las que insta a reparar «integralmente». Asimismo, los obispos piden ofrecer «ayuda a los victimarios», aunque subrayan la importancia de prestar esta asistencia «con el cuidado de no causar daño nuevamente a ninguna víctima». Por último, el mensaje recuerda que «las personas consagradas han de vivir la entrega generosa en las relaciones fraternas entre sí, con los pastores, con los laicos, con los miembros de sus familias carismáticas y con quienes son destinatarios de su misión, especialmente los más débiles».