Los obispos italianos piden valor para acoger: «No podemos acostumbrarnos» - Alfa y Omega

Los obispos italianos piden valor para acoger: «No podemos acostumbrarnos»

En un comunicado publicado el jueves, la Conferencia Episcopal Italiana afirma que el sufrimiento de tantos hombres, mujeres y niños «nos impide levantar barreras». «No podemos permitir que las preocupaciones y los temores afecten a nuestras elecciones»

Redacción
Floto: Reuters / Juan Medina.

El rostro desencajado de Josephine, la mujer camerunesa a la que la ONG Proactiva Open Arms rescató el martes después de pasar dos días agarrada a los restos de una patera, ha movido a los obispos italianos a pedir valor y osadía para «la solidaridad, la justicia y la paz».

El comunicado, que hicieron público el jueves, se titula Migrantes, del miedo a la acogida. Y comienza evocando «los ojos desorbitados y la mirada vidriosa de quien se ve en sustraído in extremis del abismo que ha envuelto a otras vidas humanas». Se refieren a Josephine, que viajaba con otras 160 personas en una patera.

Los guardacostas libios rescataron a 158 pero —como ha denunciado Proactiva—, cuando esta mujer y otra con su hijo se negaron a subirse a la barca de los libios, estos la hundieron y los abandonaron a su suerte. Los socorristas no pudieron hacer nada por la otra mujer y su hijo.

Su sufrimiento «nos impide cerrar fronteras»

Sin embargo, la presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que dirige el cardenal Gualtiero Bassetti, reconoce que los ojos de Josephine «son solo la última imagen de una tragedia a la que no se nos permite acostumbrarnos».

Los obispos afirman sentirse «responsables de este ejército de pobres, víctimas de la guerra y el hambre, los desiertos y la tortura». El sufrimiento de tantos hombres, mujeres y niños «nos impide cerrar las fronteras y levantar barreras». Y, yendo más allá, «nos pide que nos atrevamos a la solidaridad, la justica y la paz».

La CEI reconoce que no puede ni debe ofrecer «soluciones baratas». Sin embargo, sus miembros se niegan a «mirar hacia otro lado» o a responder con palabras y actitudes «desdeñosas y agresivas» ante el drama de los migrantes. «No podemos permitir que las preocupaciones y los temores afecten a nuestras elecciones» y alimenten «un clima de desconfianza y desprecio, enojo y rechazo».

«Salvar nuestra humanidad»

«La forma de salvar nuestra propia humanidad de la vulgaridad y la barbarie —continúa el texto— pasa por el compromiso con la preservación de la vida. De cada vida. Empezando por la de los más expuestos, humillados y pisoteados».

Por ello, se comprometen a seguir dando voz a quien no la tiene, y a caminar «con nuestras comunidades cristianas, involucrándonos en una bienvenida generalizada capaz de auténtica fraternidad. Miramos con gratitud a aquellos que, junto con nosotros, con su disponibilidad son signos de compasión, visión y valor, constructores de una cultura inclusiva, capaces de proteger, promover e integrar».