Los obispos italianos arremeten contra las deportaciones a Albania
Los prelados piden un sistema de acogida único que permita a los solicitantes de asilo «moverse en el contexto europeo, trabajar inmediatamente y reorganizar su vida»
Los tribunales de Roma obligaron el viernes a devolver a Italia a los inmigrantes internados en el gran campo de internamiento construido en Gjadër lo que ha provocado un revés judicial al llamado modelo Albania, con el que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, pretendía frenar la inmigración irregular. Del primer grupo de 16 personas, cuatro regresaron el viernes, dos por ser menores y otros dos, por su situación de vulnerabilidad, y este sábado, los doce restantes. El gobierno italiano ya ha avisado de que apelará la sentencia, pero este lunes, en tanto, está prevista la celebración de un consejo de ministros extraordinario para aprobar «las normas que sirvan para superar este obstáculo» y poder así seguir adelante con las deportaciones de inmigrantes sin pisar suelo italiano.
Por ello, los obispos italianos —por boca del arzobispo de Ferrara-Comacchio y presidente de la Comisión para las Migraciones y presidente de la Fundación Migrantes, Gian Carlo Perego— han presentado una queja formal al gobierno solicitando «acogida generalizada en el territorio» a través de la aprobación de nuevos corredores humanitarios. Además de enviar una comunicación oficial al ejecutivo italiano, ha criticado que hayan también limitado «la posibilidad» de la sociedad civil de «estar presente en el Mediterráneo, con barcos y en el cielo» para evitar que el mar se siga convirtiendo en un cementerio.
Se ha referido, en concreto, al decreto de ley aprobado en Italia en 2022 con el que se permite multar y confiscar los barcos de las ONG que vigilan el Mediterráneo central en busca de barcazas a la deriva. El prelado ha señalado, en una entrevista con el diario La Stampa, que «el Gobierno nunca nos ha escuchado. Llevamos tiempo sugiriendo que se refuerce una acogida generalizada de los solicitantes de asilo en el territorio». En este sentido, han abogado por un «sistema de acogida único con el refuerzo de la protección temporal que permita a los solicitantes de asilo, a los que reciban esta protección —como fue el caso de los ucranianos— moverse en el contexto europeo, trabajar inmediatamente y reorganizar su vida».
Al mismo tiempo, ha reclamado «proyectos específicos» de integración. Las «cuestionables políticas migratorias del gobierno tienen su origen en la ideología; y en el aspecto cultural muy extendido en la opinión pública: cerca del 54 % de los italianos adultos preferirían que los inmigrantes se quedaran en casa», ha señalado.
Los inmigrantes «son hermanos y hermanas con dignidad propia, no paquetes que se tiran de un lado a otro», ha asegurado, por su parte, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Francesco Savino, en declaraciones a la agencia ANSA. En este sentido, ha manifestado que la decisión de externalizar las fronteras y deportar a los inmigrantes a Albania, se basa en la consideración de estas personas como «delincuentes».
Desde hace años el Papa Francisco dice «basta de muros, reforcemos en cambio los puentes». Una visión que «nos invita a una acogida seria, responsable, dentro de la legalidad». «No quiero meterme en opciones políticas, pero la Conferencia Episcopal Italiana ya ha expresado su perplejidad ante la externalización de migrantes a Albania», ha concluido.