Los obispos de la Unión Europea y las Iglesias ucranianas muestran su apoyo a Israel

«Me llenan de profunda tristeza y preocupación las noticias que llegan desde Tierra Santa», ha declarado Mariano Crociata, presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), a través del sitio web del ente. El italiano ha lamentado «los intensos ataques desde Gaza contra civiles inocentes en Israel y la creciente espiral de violencia que ya ha causado cientos de muertos y heridos».

Crociata se ha unido a la condena del Papa y, citándolo, ha recordado que «el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución sino solo a la muerte y el sufrimiento de tanta gente inocente». El presidente de la COMECE ha pedido a su vez a la comunidad internacional «que haga todo lo posible por contribuir a desescalar la situación, garantizando al mismo tiempo los derechos fundamentales de todas las personas de la región y respetando el statu quo histórico y jurídico de todos los santos santuarios».

«También tengo la esperanza de que el continuo derramamiento de sangre pueda recordar a los miembros de la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, la urgencia de proseguir con más vigor los esfuerzos hacia una paz duradera y sostenible en la región de Oriente Medio», ha concluido el también obispo de Latina-Terracina-Sezze-Priverno.

La respuesta de los obispos ucranianos

Por su parte, el Consejo Ucraniano de Iglesias y otras Organizaciones Religiosas, un ente que trasciende a los grecocatólicos, ha definido el «brutal y no provocado» atentado de Hamás contra Israel como un «insidioso ataque terrorista». Han subrayado además la gravedad de que fuera perpetrado «durante las fiestas religiosas judías, cuando millones de personas rezaban en las sinagogas o descansaban pacíficamente».

Los líderes religiosos ucranianos han enviado su solidaridad a Israel asegurando entenderles bien porque «las terribles imágenes que se emiten nos recuerdan a lo que Ucrania sufrió y sigue sufriendo durante el agresivo ataque de Rusia». Han denunciado que «los civiles que intentan evacuar la zona seas asesinados»; los ataques «con cohetes contra asentimientos pacíficos»; la quema de «infraestructuras civiles, hospitales y casas particulares»; la captura de rehenes, «entre ellos mujeres y niños»; y que, tanto por parte de Rusia como de Hamás, «el agresor viola desafiantemente todas las normas de la moral y el derecho internacional».

Los líderes religiosos del país han expresado «nuestras sinceras condolencias a las familias de las víctimas y el deseo de una rápida recuperación para los heridos». También han enviado su cercanía «a las familias de los prisioneros de los terroristas» y pedido una rápida y segura liberación de los rehenes.

Finalmente han condenado la desestabilización que este ataque puede producir en una región ya volátil y los «intentos de provocar otro conflicto militar en las manos de aquellos que en este mundo no prestan atención a la humanidad ni al humanismo, ni al derecho internacional ni a la diplomacia, y no aprecian el mayor regalo que tenemos del Creador: la vida».