Los obispos de la UE critican la sentencia que obliga a reconocer los matrimonios homosexuales
Imponer que se reconozcan los matrimonios homosexuales celebrados en otro Estado miembro viola la competencia de cada país a regular esta cuestión, presiona para cambiar las leyes e incluso puede abrir la puerta a la gestación subrogada, denuncia COMECE
La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) ha denunciado que el Tribunal de Justicia de la UE «parece llevar la jurisprudencia más allá de los límites de las competencias de la UE». La reciente sentencia en el caso de Jakub Cupriak-Trojan y Mateusz Trojan contra el gobernador de Moravia obliga a un Estado miembro de la UE a reconocer los matrimonios homosexuales entre dos ciudadanos europeos del mismo sexo si este se ha celebrado de forma legal en otro Estado miembro donde residieran.
En un comunicado difundido el martes la presidencia de COMECE, liderada por Mariano Crociata, señala «con preocupación» el «impacto» de la decisión «en cuestiones fundamentales que son competencia nacional». Desde hace tiempo, la Comisión de Asuntos Jurídicos de la COMECE ha venido «subrayando constantemente la importancia» de «adoptar un enfoque prudente y cauteloso» en cuestiones transfronterizas de derecho de familia.

Es decir, defiende «evitar influencias indebidas en los sistemas jurídicos nacionales». En este sentido, el comunicado recuerda que el artículo 9 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE estipula que «el derecho a contraer matrimonio y el derecho a fundar una familia» se reconocerán y ejercerán «según las leyes nacionales que regulen su ejercicio». Algo que la misma sentencia reconoce, aunque asegura que su veredicto obligando a reconocer los matrimonios homosexuales «no afecta» a esto.
Presión para modificar las leyes
El episcopado de la UE no comparte esta visión. «La sentencia del Tribunal de la UE tendrá repercusiones en los sistemas jurídicos nacionales en materia de derecho de familia y puede fomentar la presión para modificarlo», denuncia, sobre todo para aquellos que no reconocen la unión entre personas del mismo sexo.
Incluso si no es así, ya «exige la introducción de procedimientos de reconocimiento e incluso pide la inaplicación, si fuera necesario, de las disposiciones nacionales en cuestión». Por ello, «crea efectivamente una convergencia de los efectos del derecho matrimonial, aunque la Unión no tiene mandato para armonizar el derecho de familia».
Esto, según los obispos, implica un riesgo de «desarrollos negativos en «otros ámbitos sensibles del derecho de familia transfronterizo». Así, por ejemplo, los precedentes de forzar a un país a reconocer contratos relacionados con la familia formalizados en otro Estado miembro, podría acabar «allanando el camino para futuros enfoques jurídicos similares en materia de gestación subrogada».

Alimenta «sentimientos antieuropeos»
La presidencia de COMECE recuerda la que la «visión antropológica» de la Iglesia, «basada en la ley natural», es que el matrimonio es «una unión entre un hombre y una mujer». Además, defiende que «para algunos Estados miembros, la definición del matrimonio forma parte de su identidad nacional». Así, resalta el «papel decepcionantemente limitado que el Tribunal atribuye al respeto» de estas identidades nacionales y al reconocimiento de «la riqueza y la diversidad» de tradiciones entre los 27.
«No es de extrañar que este tipo de sentencias den lugar a sentimientos antieuropeos en los Estados miembros», señala por último el comunicado de COMECE. De hecho, en un «difícil contexto» de polarización, pueden «ser fácilmente instrumentalizadas en este sentido».