Los obispos de Filipinas denuncian en todas las misas el «reino de terror» de Duterte
«Consentir y callar ante el mal es ser su cómplice», afirman los obispos de Filipinas en una carta que se leyó el domingo en todas las misas. El presidente Duterte responde a la Iglesia: «Si quieren ir al cielo, entonces vayan con ellos. Ahora, si quieren acabar con las drogas (…) iré al infierno, vengan y únanse a mí»
La Iglesia filipina denunció el domingo el «reino de terror» creado por la controvertida «guerra contra las drogas» impulsada por el presidente del país, Rodrigo Duterte, que desde junio ha causado más de 7.000 muertos. Lo hizo en una carta pastoral que se leyó en todas las misas dominicales.
La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP, por sus siglas en inglés) abogó por combatir el tráfico ilegal de drogas pero mostró su preocupación por los asesinatos cometidos en esta campaña, y por la situación en la que quedan las familias de las víctimas.
«Una causa adicional de preocupación es el reino de terror en muchas lugares entre los pobres», afirman los obispos en el texto. «Muchos son asesinados no por las drogas. Los asesinos no son llevados ante la justicia. Y causa aun de mayor preocupación es la indiferencia de muchos ante este tipo de maldad. Es considerado como algo normal y, peor aun, como algo que hay que hacer», añadió.
Los obispos también mostraron su preocupación por el apoyo de los católicos a Duterte, a pesar de lo cuestionable de sus políticas. «Consentir y callar ante el mal es ser su cómplice», aseguran en la carta, en la que también animan a «no permitir que el miedo nos gobierne y nos haga callar».
Los obispos aseguraron que «la Iglesia seguirá denunciando los actos de maldad a la vez que reconocemos y nos arrepentimos por nuestros errores». También abogaron por ayudar a drogadictos a rehabilitarse, y se solidarizaron con los familiares de las víctimas a los que ofrecieron ayuda.
El Gobierno arremete contra la Iglesia
El Gobierno rechazó las observaciones de los obispos y a través del portavoz presidencial, Ernesto Abella, aseguró que la campaña contra la droga no ha creado un reino de terror sino de paz. «Parece ser que los dirigentes (de los obispos) han perdido el contacto con la realidad de los sentimientos de los creyentes, que apoyan de forma abrumadora los cambios en Filipinas», dijo Abella según la televisión ABS-CBN.
Según Abella, la campaña ha convertido al país «en un lugar seguro para la familias y la gente trabajadora, sobretodo los jóvenes que trabajan en turnos de noche, lejos del terror descrito de forma dramática por los obispos».
«Los líderes de la Iglesia harían mejor en centrar sus esfuerzos en la catequesis para reforzar la moralidad de los creyentes y contribuir así al reino de paz que siente la ciudadanía por todas partes», añadió el portavoz.
El mismo presidente arremetió, con más dureza aún, contra la Conferencia Episcopal. En un discurso en la noche del domingo, Duterte despreció llamó a los católicos a, «si creen en sus sacerdotes y obispos, quédense con ellos. Si quieren ir al cielo, entonces vayan con ellos. Ahora, si quieren acabar con las drogas (…) iré al infierno, vengan y únanse a mí».
«Crímenes contra la humanidad»
La campaña contra las drogas de Duterte comenzó el día de su investidura, el 30 de junio de 2016 y desde entonces se han producido más de 7.000 muertes, de las que al menos 2.500 corresponden a sospechosos ejecutados de manera extrajudicial por la Policía por supuestamente oponer resistencia.
Amnistía Internacional (AI) acusó al Gobierno de Duterte de cometer «crímenes contra la humanidad» en el marco de esta campaña contra las drogas, al asegurar que esta encubre asesinatos a sueldo, falseo de atestados y robos perpetrados por policías.