Los obispos, ante la Jornada Pro Orantibus: los contemplativos no son ajenos al sufrimiento del mundo - Alfa y Omega

Los obispos, ante la Jornada Pro Orantibus: los contemplativos no son ajenos al sufrimiento del mundo

La vida contemplativa «sufre cuando el mundo sufre porque su apartarse del mundo para buscar a Dios es una de las formas más bellas de acercarse a él a través de Él»

Redacción
Foto: Álvaro Carmona

«La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo». Este es el lema de la Conferencia Episcopal Española para la Jornada Pro Orantibus 2021, que se celebrará el próximo 30 de mayo de nuevo en un contexto de pandemia como ya ocurrió en la celebración del año pasado.

«La crisis sanitaria que se desató a principios de 2020 y las consecuencias de todo tipo derivadas de la misma han sembrado nuestra cotidianidad de muerte, enfermedad, pobreza, desempleo, miedo, distancia y soledad», detallan los obispos en su mensaje.

Ante esta realidad, «el mundo ha gritado su dolor de mil maneras» y este clamor «que recorre nuestra sociedad», atraviesa también «los muros de monasterios y conventos donde hombres y mujeres del Espíritu elevan al Señor de la Vida su himno y su plegaria».

Y es que, «los contemplativos rehúyen el activismo frenético de nuestras sociedades y eligen una vía de intimidad orante y fraterna», pero esto, «lejos de ensimismarlos, esterilizarlos o alejarlos del dolor del mundo», los «convierte en faro para los mares agitados y semilla para los campos agrietados», aseguran los obispos.

La vida contemplativa «sufre cuando el mundo sufre porque su apartarse del mundo para buscar a Dios es una de las formas más bellas de acercarse a él a través de Él», explica la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada. Los religiosos contemplativos enjugan «nuestras lágrimas» y vendan «nuestras heridas» «adorando al Señor en su templo, escuchándolo en su celda, honrándolo con su trabajo, buscándolo con su estudio, acogiéndolo en tantos que llaman a su puerta pidiendo oración y consuelo».

Por todo ello, en esta Jornada Pro Orantibus «pedimos al Señor que los custodie en su amor, los bendiga con nuevas vocaciones, los aliente en la fidelidad cotidiana y les mantenga la alegría de la fe. Y junto a ellos, presentamos al Padre, por el Hijo en el Espíritu Santo las necesidades y los padecimientos del mundo: compartiendo su dolor y su esperanza, queremos estar cerca de Dios y cerca de todos, junto al dolor de cada ser humano».