Los obispos alemanes no votarán aún los estatutos del Comité Sinodal
Una dura carta del Vaticano el viernes pasado alertaba de que un organismo como el que quiere crear la Iglesia germana «no está previsto por el derecho canónico»
La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK, por sus siglas en alemán), que ha comenzado este lunes en la ciudad de Augsburgo, no votará los estatutos del Comité Sinodal. Varias páginas web católicas del mundo germanoparlante se han hecho eco de este cambio respecto al orden del día inicial, que atribuyen a una decisión del presidente del episcopado alemán, Georg Bätzing.
La noticia se debe a una dura carta enviada el viernes desde el Vaticano. Firmada por los cardenales Pietro Parolin, secretario de Estado; Víctor M. Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y Robert F. Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, la misiva asegura que un organismo de este tipo «no está previsto por el derecho canónico vigente». En consecuencia, «una decisión de la DBK en este sentido sería inválida, con las correspondientes consecuencias jurídicas».
Por otro lado, la conferencia episcopal germana no tiene autoridad para aprobar sus estatutos, aseguran los cardenales. «Ni el canon 455 del Código de Derecho Canónico ni el artículo 8 de los estatutos de la DBK proporcionan una base para ello». E incluso, recuerdan, la Santa Sede «se ha expresado en sentido contrario».
Advertencia en 2023
La creación del Comité Sinodal se tomó durante el Camino Sinodal alemán como paso previo a la erección en 2026 de un Consejo Sinodal permanente. Este organismo sería un «cuerpo de asesoramiento y toma de decisiones» económicas, de planificación y de perspectivas de futuro a nivel «supradiocesano». Hasta entonces, la función del Comité Sinodal sería asegurarse de que las resoluciones del Camino Sinodal se implementen.
La Santa Sede ya se opuso en enero de 2023 a la creación del Consejo Sinodal. Sin embargo, el encuentro final del Camino Sinodal alemán, en marzo de ese año, circunvaló sus objeciones al crear el comité temporal para estudiar el camino hacia este fin. Los días 10 y 11 de noviembre se celebró su sesión constitutiva, durante la cual se aprobaron los estatutos.
Estos contemplaban, entre otras cosas, que las decisiones se tomarían con el apoyo de dos tercios de todos los participantes, en vez de optar por dos tercios de los obispos y dos tercios de los laicos. Al eliminar este requisito doble, se abría la puerta a que pudiera salir adelante una decisión incluso con prácticamente todos los obispos en contra.
La carta del Vaticano del pasado viernes, aunque sigue refiriéndose a la creación de un Consejo Sinodal, parece aplicar la invalidez de su creación a cualquier paso intermedio, como el Comité Sinodal. Recuerda además que en octubre se acordó con los obispos germanos tratar estas cuestiones en un diálogo mutuo. Pero si ahora se aprueban los estatutos del comité sin haber tenido lugar dicha reunión, «se plantea la cuestión de la finalidad de esta reunión y, más en general, del proceso de diálogo en curso».
Retraso en el diálogo
Durante su discurso inaugural de la Asamblea Plenaria, Bätzing ha responsabilizado al Vaticano de que estos encuentros aún no se hayan llevado a cabo. «Ya podíamos haber avanzado mucho más». También se comprometió a «emplear el tiempo en discutir las objeciones del lado romano, derivar consecuencias de ellas y preparar las conversaciones». Y reiteró que «no queremos y no podemos ignorar» los argumentos de la Santa Sede.
Respondiendo a ellos, ha subrayado que «la sinodalidad no quiere debilitar el ministerio episcopal» o limitarlo, «sino fortalecerlo». Sin embargo, al mismo tiempo ha afirmado la voluntad de «asentarlo sobre un nuevo suelo, porque la autoridad del obispo se ha visto contrarrestada por los escándalos de abusos». La solución, en sus palabras, sería un asesoramiento vinculante (sic) que lleve a la toma de decisiones.
En su saludo a los obispos germanos, el nuncio apostólico, Nikola Eterović, ha hecho hincapié una vez más en la necesidad de centrarse en la evangelización, como ya invitó el Papa en su carta a los católicos alemanes en 2019. La urgencia de esta misión se trasluce en datos como que en Alemania solo el 40 % de los alemanes cree en la vida después de la muerte y apenas un 19 % que Dios se ha revelado en Jesucristo. En ambos casos, los datos son ligeramente mejores entre los católicos que entre los protestantes.
«Con este analfabetismo religioso no podemos crecer, la unidad no puede crecer». Por ello, ha propuesto a los obispos tanto el Año de la Oración como la segunda asamblea del Sínodo sobre la sinodalidad como «sugerencias y posibilidades de conocer mejor y profundizar en la fe cristiana».