Jornada Mundial del Migrante: «Los nacionalismos y el individualismo dividen el nosotros»
En su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante, el Papa invita a los católicos a un mayor compromiso por una Iglesia más inclusiva con los migrantes
El mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado recoge una preocupación y un deseo que ya apareció en la encíclica Fratelli tutti: la preocupación por un mundo fragmentado y egoísta y el deseo de que «los otros» se convierte en un «nosotros». Porque, según el Pontífice, el nosotros, que es «querido por Dios» está hoy, y con la pandemia especialmente, «roto y fragmentado, herido y desfigurado».
Lo achaca –de nuevo con palabras de la Fratelli tutti– a los «nacionalismos cerrados y agresivos» y al «individualismo radical» que «resquebrajan y dividen el nosotros tanto en el mundo como dentro de la Iglesia». «Y el precio más elevado lo pagan quienes más fácilmente pueden convertirse en los otros: los extranjeros, los migrantes, los marginados, que habitan las periferias existenciales», explica.
Mensaje para los católicos…
Por eso, con motivo de esta jornada, la número 107, Francisco hace un llamamiento a «caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande», como reza el lema. Su petición se dirige a toda la sociedad, pero incluye una llamada concreta a los fieles católicos.
En concreto, recuerda que «en el encuentro con la diversidad de los extranjeros, de los migrantes, de los refugiados y en el diálogo intercultural que puede surgir, se nos da la oportunidad de crecer como Iglesia, de enriquecernos mutuamente». Así, afirma que los fieles católicos «están llamados a comprometerse cada uno a partir de la comunidad en la que vive para que la Iglesia sea siempre más inclusiva».
«Hoy, la Iglesia está llamada a salir a las calles de las periferias existenciales para curar a quien está herido y buscar a quien está perdido, sin prejuicios o miedos, sin proselitismo, pero dispuesta a ensanchar el espacio de su tienda para acoger a todos. Entre los habitantes de las periferias encontraremos a muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata, a quienes el Señor quiere que se les manifieste su amor y que se les anuncie su salvación», añade.
… y para todos
A toda la humanidad invita a trabajar por el ideal de «vivir juntos, en armonía y paz». En este sentido, señala que es necesario el esfuerzo de todos «para derribar los muros que nos separan y construir puentes que favorezcan la cultura del encuentro». «En esta perspectiva, las migraciones contemporáneas nos brindan la oportunidad de superar nuestros miedos para dejarnos enriquecer por la diversidad del don de cada uno. Entonces, si lo queremos, podemos transformar las fronteras en lugares privilegiados de encuentro, donde puede florecer el milagro de un nosotros cada vez más grande», agrega.
Se trata de un compromiso personal y colectivo, dice el Papa, que se hace cargo de los hermanos mientras se trabaja por un desarrollo «más sostenible, equilibrado e inclusivo». «Un compromiso que no hace distinción entre autóctonos y extranjeros, entre residentes y huéspedes, porque se trata de un tesoro común, de cuyo cuidado, así como de cuyos beneficios, nadie debe quedar excluido», concluye.