Los médicos y Francisco piden una sanidad accesible a todos
En España hay, por los menos, 5.000 personas que sufren exclusión sanitaria. Son gente como Elena, que lleva cinco años sin llevar a sus padres al médico
La «pandemia ha puesto en evidencia» que no todas las personas «tienen acceso a un buen sistema sanitario público». «Por eso quiero pedir a los gobiernos de todos los países del mundo que no olviden que un buen servicio sanitario, accesible a todos, es una prioridad». El Vídeo del Papa del mes del abril, publicado a principios de mes, advertía contra la exclusión sanitaria, al mismo tiempo que instaba a las autoridades de todo el mundo a dar un paso al frente. 48 horas después del vídeo, coincidiendo con el Día Mundial de la Salud, más de 300 organizaciones y colectivos firmaron un manifiesto para reclamar al Gobierno de España que en su futura Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud se recupere la cobertura sanitaria universal, que se vio limitada en 2012 tras la aprobación del Real Decreto Ley 16/2012. «Aquel año cambió parte del modelo sanitario, de una lógica en la que las personas tenían asistencia sanitaria simplemente por el hecho de vivir en España a una lógica que vinculaba este derecho a la cotización de la Seguridad Social», explica Raquel González Rubio, médico especialista y portavoz de Yo Sí Sanidad Universal.
Con este cambio «se quedaron fuera muchos grupos poblacionales, como las personas sin permiso de residencia o las personas con permiso de residencia en algunas situaciones», denuncia González Rubio. En los últimos cuatro años, REDER (Red de Denuncia y Resistencia al RDL 16/2012) —una de las entidades firmantes del manifiesto— ha documentado más de 5.000 casos de personas que se han visto excluidas del sistema sanitario, «una cifra que solo representa la punta del iceberg de un problema cuya dimensión es mucho mayor», advierte la médico especialista.
En esa lista figura Elena, de nacionalidad española, que hace cinco años trajo a sus padres a España desde su Venezuela natal. «Cuando fui a solicitar su tarjeta sanitaria me dijeron que no tenían derecho, y que las únicas opciones eran contratar un seguro privado o meterlos en un convenio especial que costaba 157 euros al mes por cada uno», resume. Elena no podía afrontar esos gastos. Mucho menos la cara medicación de su padre, que «está diagnosticado de una fibrosis pulmonar idiopática», y cuyo coste «supera los 3.000 euros». Elena, además, lleva tres años en paro, y sus padres, en la España del siglo XXI, un lustro sin asistencia sanitaria. «Estoy desesperada», confiesa.
Ante este tipo de casos, Yo Sí Sanidad Universal y el resto de organizaciones reclaman al Gobierno que se ponga fin a la exclusión, que se garantice la atención sanitaria a todas las personas, independientemente de su situación administrativa, o que se elimine el periodo mínimo de estancia en España para obtener este derecho. «Y si no nos quieren escuchar a nosotros, que escuchen al Papa. Lo que no puede ser que los médicos queramos atender a los enfermos y que estos no lleguen», concluye González Rubio, quien además advierte del hartazgo ante el desmantelamiento del sistema sanitario. «Ha pasado factura en la pandemia y todavía está siendo muy difícil de gestionar».
Hace apenas unas semanas, el historiador Fernando García de Cortázar, colaborador de Alfa y Omega, formalizó la presentación como candidata al Premio Princesa de Asturias de la Concordia de la asociación DalecandELA, fundada por Jaime Lafita para dar a conocer esta enfermedad que él mismo padece y para recaudar fondos para la investigación. La candidatura ha sido apoyada por más de 60 personalidades, entre las que se encuentran el golfista Jon Rahm, el exciclista Miguel Induráin, el periodista Carlos Herrera o el escritor Fernando Savater.