Los mártires de ayer «ayudan a frenar el avance del mal de hoy»
La Oficina para las Causas de los Santos de la CEE organiza la primera edición del Foro de diálogo y estudio sobre el perdón y la reconciliación
La Oficina para las Causas de los Santos de la CEE y el Instituto de Espiritualidad de la Universidad Pontificia de Comillas organizaron el martes pasado un foro para dialogar sobre el perdón y la reconciliación, la primera edición de una iniciativa que busca «abordar el papel evangelizador de los santos y, entre ellos, de quienes dieron su vida en el marco de la persecución religiosa que tuvo lugar en varios países de Europa en las primeras décadas del siglo XX, y de manera concreta en España», afirma Lourdes Grosso, directora de la oficina.
Este foro forma parte de una serie de encuentros anuales que también tendrá como misión generar publicaciones «que den a conocer el rico patrimonio que tenemos en nuestros mártires», añade Grosso. Así, en este primer evento, el obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino habló sobre El don del perdón como camino de reconciliación, «una de las necesidades más humanas, además de ser el elemento propio de los cristianos», dice Grosso, pues «solo desde el perdón podemos restaurar el mal que cometemos o recibimos por la tendencia que todos tenemos al egoísmo, que muchas veces irrumpe en la relación con los demás dañando nuestra fraternidad».
En este sentido, los mártires de la gran persecución que sufrió la Iglesia en España en los años 30 del siglo pasado «nos enseñan que responder con bondad al sufrimiento no es signo de debilidad, sino todo lo contrario: es auténtica fortaleza que refleja la inmensidad del perdón divino», afirma la directora de la Oficina para las Causas de los Santos. En este sentido, «el perdón nos sitúa en el lugar apropiado para buscar la justicia, sin caer en el círculo vicioso de la venganza ni en la injusticia del olvido» abunda.
Todo esto tiene hoy su actualidad, pues para Grosso «cada mártir es una historia a recordar y una enseñanza para nosotros». Por ello, rescata el testimonio de la joven beata gitana Emilia Fernández Rodríguez, llamada popularmente la canastera, quien acabó sus días en una celda de castigo en la cárcel por negarse a dar el nombre de la mujer que le había enseñado a rezar el rosario. Su nombre aparece en 609 mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen, el cuarto volumen de la colección editada por la CEE que recoge las biografías de los mártires que ya han sido beatificados o canonizados en nuestro país. Pero no son todos los que están, ya que según los datos de la Oficina para las Causas de los Santos de la CEE, son más de 10.000 los mártires de aquella persecución religiosa del siglo XX en España, de los cuales han llegado a los altares 2.128, habiendo sido canonizados once de ellos. Actualmente están en marcha, tanto en fase diocesana como romana, otros 3.000 varones y mujeres, clérigos, religiosos y laicos.
«No es perder la memoria»
90 años después de los primeros testigos que dieron su vida por la fe en España en este contexto, Grosso hace hincapié en que «tienen mucho que enseñarnos acerca de cómo vivir la fe» en nuestro tiempo, pues testimonian que «perdonar de verdad no significa perder la memoria, sino renunciar a ser poseídos por la fuerza destructiva del resentimiento», de modo que podamos «romper el círculo vicioso y frenar el avance del mal de hoy».
«Una sociedad más humana se construye trabajando juntos por la paz, lo que conlleva procesos de encuentro, perdón y reconciliación», señala la directora de la Oficina para las Causas de los Santos. En su opinión, «nuestra plenitud está en el amor, la comunión y la fraternidad, nunca en el odio, la división o la confrontación. Por eso, necesitamos reconciliarnos». En particular, «los católicos tenemos el privilegio de la confesión, que nos trae el perdón de Dios». Pero eso no excluye la necesidad «de perdonarnos también entre hermanos en todos los ambientes a los que pertenecemos, ya sea la familia, el trabajo o las relaciones sociales».
Por todo ello, además de modelos de santidad, los mártires son también «intercesores en nuestras necesidades cotidianas», afirma Grosso, quien concluye animando «a rezar a nuestros beatos mártires y pedir su oración en nuestro favor. Nos hará mucho bien y, si Dios quiere obrar un milagro a través de ellos, se podrá proceder a la canonización».