Los gestos del Papa que no están en la agenda de la JMJ
Se ha reunido con víctimas de abuso, ha celebrado Misa por el alma de una catequista francesa que ha muerto en Portugal y ha recibido a peregrinos ucranianos y a jóvenes turcos afectados por el terremoto de febrero
Después de 10 años de Pontificado, para nadie es un secreto que cualquier viaje del Papa tiene una agenda oficial y una oficiosa o, al menos, más discreta.
Cada visita apostólica de Francisco comienza con gestos ya desde antes de subir al Pastor One. Antes de partir a Lisboa recibió a un grupo de jóvenes que, dado que están en rehabilitación, no pueden disfrutar esta JMJ con sus coetáneos. Con ellos también había abuelos y nietos, porque Francisco ha querido que los mayores estén muy presentes en la cita de Lisboa.
Este miércoles el Papa sorprendió con su encuentro con las víctimas de abuso sexual en el seno de la Iglesia. Paula Margarido, presidenta del equipo nacional de coordinación de las comisiones diocesanas, presente en el encuentro, ha explicado en varios medios que Francisco pidió perdón a las víctimas en nombre propio y en nombre de la Iglesia tras estar con ellos más de una hora. Margarido ha dicho que fue un momento «difícil», pero al mismo tiempo «sanador de alguna manera». «Fue profundamente reparador, las víctimas tuvieron la oportunidad de tener enfrente al Santo Padre, que las miró a los ojos, que se emocionó y que se abrió al corazón de cada una de ellas», ha referido Margarido, que concluye que estas 13 personas fueron «las víctimas que sobrevivieron, pero sabemos que hay muchos que no han sobrevivido».
La mañana de este jueves, como cada día, Francisco ha comenzado la jornada con la celebración de la Misa. Y a la ceremonia en la Nunciatura de Lisboa ha invitado a los familiares de una catequista francesa de 62 años que sufrió una caída por las escaleras durante en los días previos a la jornada y falleció como consecuencia del golpe. «Estamos rotos por su muerte. Su dedicación y su compromiso en su parroquia de Sanary, en el grupo Laudato Si y con los jóvenes de Saint-Georges a quienes acompañaba nos han marcado profundamente a todos», ha declarado Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon. Esta no es la primera tragedia que ha afectado a la delegación francesa, ya que el pasado domingo una joven de 23 años de la diócesis de Poitiers perdió la vida en un accidente de coche cuando se unía a un grupo de la diócesis de Angers que se disponía a partir en autobús hacia Lisboa.
Después de la Misa y antes de comenzar con los eventos en programa, Francisco ha recibido a otro grupo. Eran 15 peregrinos procedentes de Ucrania cuyas historias ha escuchado atentamente el Pontífice. Han rezado juntos por su país y les ha consolado.«Lloraron juntos», ha explicado a los medios vaticanos el padre Roman Demush, sacerdote greco-católico, que acompañaba al grupo. Los chicos han entregado al Pontífice algunos regalos simbólicos como grano, pan o agua «para expresar que en Ucrania, hoy en día, no solo se muere por las bombas rusas, sino también de hambre», ha concluido el sacerdote.
Y antes de almorzar, el Papa ha completado esta agenda oficiosa con otro encuentro con jóvenes provenientes de un entorno difícil. Eran 40, de distintas denominaciones cristianas, llegados desde Turquía, sobre todo de las zonas afectadas por el terremoto de febrero. Los muchachos han dado las gracias a Francisco por la ayuda que ha mandado al país con motivo de esta emergencia. El Santo Padre ha elogiado su valor por seguir adelante a pesar de las desgracias que provocó el terremoto. Durante el encuentro, que duró cerca de media hora y concluyó con el rezo del padrenuestro, el Papa celebró junto a sus invitados el cumpleaños de una joven turca que cumplía 23 años.