Los dircom «son parte de la misión» de las congregaciones
Para que haya un sentimiento de arraigo entre sociedad e Iglesia «es preciso claridad, valentía y transparencia», señala la periodista Ana Pastor en el congreso de CONFER sobre la importancia de comunicar bien
Hace 16 años, Amalia Casado entró a formar parte de la Oficina de Comunicación del Regnum Christi y desde entonces se ha ocupado de «tener relaciones profesionales duraderas y confiables con los periodistas, de modo que cualquier medio pueda tener un punto de referencia en el que confiar para obtener información objetiva y veraz», afirma.
En aquel entonces, Betty Rivera, hoy directora de las consagradas de la institución en España, veía desde fuera a los medios de comunicación «como un agente externo que no formaba parte de nuestra misión». De alguna manera, también temía que pudieran poner el foco en elementos negativos, hasta el punto de reconocer que, «en cierto modo, los veía en un principio como enemigos y no como aliados».
Han pasado ya varios años y ambas constituyen hoy un equipo que fue propuesto el pasado miércoles como modelo de buenas prácticas en el congreso sobre comunicación No sin mi dircom, organizado por CONFER. Una jornada en la que participaron tanto los profesionales que trabajan en los departamentos de comunicación de las congregaciones e instituciones religiosas como sus provinciales y superiores.
El congreso contó con la voz de la periodista Ana Pastor, que habló sobre el papel de la comunicación en la sociedad actual y, específicamente, en la vida religiosa. «Hay valores compartidos entre la sociedad y la Iglesia, pero en los últimos años se está produciendo un alejamiento entre ambas», afirma a Alfa y Omega. «En una sociedad que demanda cada vez más una sensación de pertenencia, para que haya este sentimiento de arraigo con una comunidad religiosa son precisas claridad, valentía y transparencia en todos los ámbitos», señala la periodista, «algo que ha ido quedando en un segundo plano para la institución, perjudicando así su presente y su futuro». Es verdad que, «afortunadamente, la Iglesia todavía dispone de un superávit de buena imagen en lo que tiene que ver con labor social o ayuda al prójimo», añade Pastor, pero son esos valores de claridad, valentía y transparencia los que la sociedad demanda». En este sentido, para la periodista es indispensable «ampliar el número de referentes que representan a la Iglesia en los medios», que deberían ser «más plurales y diversos, como es nuestro país hoy en día».
«Como un miembro más»
Esta relación entre institución, comunicación y sociedad no ha sido fácil para el Regnum Christi, sobre todo tras conocerse la doble vida de su fundador. Cuando las noticias sobre estos hechos comenzaron a salir a la luz, «los medios nos ayudaron a distinguir una realidad que requería mucha conversión y mucho trabajo», reconoce Betty Rivera. Su dircom confirma que «los medios de comunicación nos proporcionaron información sobre ángulos ciegos respecto a nosotros mismos de los que no éramos conscientes o que no se reconocían», por lo que «han sido catalizadores de un profundo cambio en nuestra institución al ponernos frente a nuestra verdad, como también han hecho las víctimas».
A día de hoy, Rivera reconoce tener una comprensión del trabajo de su dircom como «parte de la misión» del Regnum Christi. «Amalia participa con nosotros y está presente en las reuniones como uno más», dice. Esta semana, por ejemplo, los miembros del consejo territorial de las consagradas del Regnum Christi van a revisar el plan estratégico de la institución y Casado participará «no solo para hacer después un comunicado de prensa y ya está», dice la directora. Al contrario, «en nuestras reuniones ella nos hace de espejo para ver cómo trasladar lo que hacemos, no solo a los medios, sino también a los miembros», afirma.
El asesor de comunicación directiva Enrique Sueiro ofreció en el congreso de CONFER cuatro claves sobre cómo gestionar las situaciones crisis en las instituciones religiosas desde el punto de vista de la comunicación. La primera es que «el mensaje cristiano exige profesionalizar su comunicación», señala a Alfa y Omega, lo cual supone «tanto organizar bien la comunicación interna como estar disponible para atender a los medios cuando es necesario». La segunda es la coherencia, pues «el mensaje es más creíble cuando el portavoz es lo que dice ser. Además de hablar bien, el profesional debe vivir aquello de lo que habla. Si no, eso se detecta enseguida». La tercera condición es la prudencia, una virtud que consiste en «prever lo previsible» y tener en cuenta que «ciertos silencios son imprudentes». Por último, «tener agallas», es decir, «no tener miedo ni a la verdad ni a los medios».
En este sentido la directora de comunicación del Regnum Christi señala que la labor de un dircom no es únicamente tratar con los medios, sino también «ayudar a gestionar los intangibles», es decir, «calibrar en qué medida transmitimos confianza a la gente, qué grado de credibilidad tenemos en todos los auditorios con los que nos relacionamos o que esperan algo de nosotros, y ver desde ahí si estamos siendo coherentes con nuestra misión y aportación a la sociedad de la que formamos parte».
A la hora de echar una mirada al trabajo comunicativo en el resto de instituciones de Iglesia, ambas valoran que el desafío hoy para la Iglesia en este terreno es «conseguir ser un espacio de encuentro y de escucha en una sociedad tan polarizada», dice Casado. Y Rivera confirma que «necesitamos comunicarnos de modo que podamos despertar el interés de todos, los de dentro y los de fuera, los que van a Misa y los que no».