Los diez mandamientos del padre de familia moderno
«Sólo hay un aventurero en el mundo moderno: el padre de familia», decía Charles Péguy. En la solemnidad de San José, éste es un decálogo para los aventureros de hoy:
1. Amarás a tu esposa como a ti mismo:
Lo primero es su mujer, y después sus hijos. «El marido debe poner en primer lugar a su esposa. En sus prioridades, la felicidad de su mujer y su bienestar son lo primero, y los hijos lo deben saber así», dice James Stenson en Cómo ser un buen padre. Sus hijos tratarán a las mujeres tal como ven que trata usted a su esposa; y sus hijas esperarán ser tratadas por los hombres del mismo modo en que le han visto a usted tratar a su madre. La manera de hacerlo nos la desvela san Pablo: Ama a tu mujer como Cristo amó a la Iglesia, hasta dar la vida por ella. Ello incluye profundizar también en la naturaleza del sacramento que les une, y también algo tan sencillo como salir juntos de vez en cuando. Y recuerde: un hombre de verdad le dice a su esposa Te quiero todos los días.
2. Pronunciarás el nombre del Señor todos los días:
Oración, oración y oración: no hay otra manera de llevar a cabo esta gran misión. Ha de ser de tres tipos: personal, conyugal y familiar. Rezar a solas, rezar con su esposa, y rezar en familia: las tres son importantes. No puede amar bien a su esposa, ni a sus hijos, ni amarse a sí mismo, sin beber de la fuente de todo amor: Cristo. Hay maridos –los hombres e-5 (de Efesios, 5), una iniciativa que se está extendiendo por todo el mundo– que ayunan una vez al mes por el bien material y espiritual de su esposa. Más que verle rezando, su familia debe saber que el amor de Dios significa todo para usted. Nadie puede dar lo que no tiene. Esa relación con Jesucristo se alimenta en la oración.
3. Santificarás las fiestas:
Defienda el Domingo. Se lo querrán arrebatar: los compromisos, las compras de última hora, las prisas por llegar a todo… El Domingo es para descansar y disfrutar de la compañía del Señor y de la familia. Se lo debe a Él y a quienes Él le ha confiado. «El domingo es el día del Señor y del hombre, un día en el cual todos deberían ser capaces de estar libres: libres para la familia y libres para Dios», escribió Benedicto XVI.
4. Honrarás a tus hijos y a tus hijas:
Rece con sus hijos y por sus hijos, recordando siempre que son más hijos de Dios que suyos. Él se los ha confiado. Intente que descubran qué quiere Dios de ellos y ayúdeles a llevarlo a cabo. Es padre de cada hijo y a cada uno debe quererlo como si fuera hijo único, según su carácter y sus necesidades. En El arte de educar, Franco Nembrini escribe: «Los hijos nos miran todo el tiempo, para hacernos una pregunta radical y profunda: ¿Por qué vives?». Es necesario responder a esta pregunta primero nosotros, para dar después una respuesta convincente.
5. Serás el primero en todo:
Ser padre es ser el primero en todo lo bueno: el primero en perdonar, y el primero en pedir perdón. Lo primero que ha de encontrar su familia en usted es misericordia. No tema pedir perdón, incluso ante sus hijos. No tenga miedo a mostrarse débil y necesitado. Un hombre de verdad se humilla y pide perdón si hizo algo mal.
6. Corregirás con cariño…:
Sobre la mejor manera de corregir a un hijo, la clave la da Don Bosco: «Es más fácil enojarse que aguantar; amenazar al niño que persuadirlo; castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez. Cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira. Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos las palabras hirientes. Y en los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras».
7. …y con firmeza:
Los hijos necesitan saber con claridad qué es el bien y qué es el mal. Es un acto de amor decirles la verdad que necesitan. El buen padre «conjuga corrección y castigo con un perdón afectuoso, con la comprensión y el ánimo. No es débil, pero tampoco severo, sino más bien afectuosamente asertivo. Y no deja de alabarlos cuando hacen algo bien», dice James Stenson.
8. Eres padre para servir:
…y no para ser servido. El verdadero poder es el servicio, como dice el Papa. Usted no es un líder; usted es esposo y padre. El amor supone sacrificio, dejar gustos y actividades propias para vivir hacia los demás, sobre todo hacia los más cercanos. Como decía Don Bosco: «Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor».
9. Estarás en casa…:
«La primera necesidad es precisamente ésta: que el padre esté presente en la familia. Que esté cerca de la esposa, para compartir todo, alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. Y que esté cerca de los hijos en su crecimiento», dice el Papa en una de sus últimas catequesis, sobre la figura del padre. Y Meg Meeker, autora de Padres fuertes, hijas felices y de 100 % chicos, defiende: «Decídase a pasar más tiempo con sus hijos, tanto si entonces surgen tensiones y discusiones, como risas o silencios. Todo es importante. Nada puede reemplazar una vida vivida al lado de la madre o del padre, nada. Tiempo, atención, afecto y aprobación: éstas son las cosas que los chicos necesitan en buenas dosis de sus padres».
10. …y abrirás sus puertas:
Es esencial no encerrase en los límites de la propia familia: los pobres, los necesitados, otras familias con problemas, niños hijos de separados…, hay muchas personas fuera de su hogar que le necesitan. Con Nembrini: «No se ama de verdad a los hijos si no se ama al mundo entero, si no se ama también a los hijos de los demás».