Los cristianos deben portar con orgullo la cruz

El arzobispo de Edimburgo y presidente de la Conferencia Episcopal de Escocia, cardenal Keith O’Brien, ha animado a los fieles a manifestar su fe llevando, de forma visible, una cruz. En el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo va a comenzar la vista sobre los casos de dos mujeres —una empleada de British Airways y una enfermera del Servicio Nacional de Salud— que fueron suspendidas de sus respectivos trabajos por negarse a prescindir de la cruz que llevaban al cuello. El Gobierno británico ha renunciado a defender a estas ciudadanas, y considera lícito que las empresas despidan a empleados por este motivo, ya que —argumenta— llevar la cruz no es un precepto del cristianismo, sino algo opcional. El cardenal O’Brien hizo su propuesta en la homilía del Domingo de Resurrección. El símbolo de la cruz —dijo— es «fundamental en nuestra fe». El cardenal lamentó que, «con frecuencia, se ridiculiza y margina a los que intentan vivir una vida cristiana», pero añadió: «Quizá un uso más regular del signo de la cruz podría convertirse en una indicación de nuestro deseo de vivir cerca de ese mismo Cristo que sufrió y murió por nosotros, y cuyo signo estamos orgullosos de llevar». Por eso, la cruz «no debería ser un problema para otros; más bien deberían ver en ese signo una indicación de nuestro propio deseo de amar y servir a todo el mundo en imitación del amor y servicio de Jesucristo».