Los CIE deterioran la salud mental de las personas internadas
El Informe CIE 2022 del Servicio Jesuita a Migrantes denuncia que el 70 % muestran síntomas de ansiedad y depresión, «casos que necesitan tratamiento»
El Informe CIE, correspondiente al año 2022 y elaborado por el Servicio Jesuita a Migrantes, trae como principal novedad el análisis de los efectos del internamiento en la salud mental de los migrantes. Y los resultados son negativos, una razón más para reclamar, como vuelve ha vuelto hacer esta organización, el cierre de estos centros: siete de cada diez personas muestran síntomas de ansiedad y depresión, que, además, comenzaron con el ingreso en el CIE.
Es el principal dato de una investigación elaborada por el Centro de Investigación y Acción Comunitaria de la Universidad de Sevilla y cuyo avance se incorpora al informe de los jesuitas. En total, se hicieron 88 entrevistas en cuatro CIE. La conclusión es que «el proceso genera en sí mismo un deterioro de la salud mental». Es preocupante también que un 20 % de los entrevistados manifestaran que habían intentado hacerse daño.
Otro dato interesante es que cuanto mayor es la calidad de vida en el CIE —limpieza, comida y relación con los agentes, fundamentalmente— «menor es la sintomatología ansiosa o depresiva manifestada». Aunque también es cierto que a medida que pasan los días encerrados, los migrantes ven erosionada la confianza tanto en los profesionales sanitarios como en los policías.
Con esta realidad, el equipo investigador, liderado por la profesora Virginia Paloma, considera necesario «añadir un servicio formal de acompañamiento psicológico a la atención sanitaria ofrecida en el CIE», escuchar al personal policial y de servicios que trabaja en el centro para comprender los desafíos a los que se enfrentan y darles herramientas para el trato con los internos, aumentar y mejorar la comunicación y reducir la duración del internamiento. En opinión de Paloma, es incompatible el CIE con el derecho a la salud mental.
«Un profesional de la psicología que trabaje en un CIE logrará que la persona internada alcance una cierta contención emocional, la ayudará a enfocar la situación, a fortalecer su capacidad de resiliencia, abogará por sus derechos, pero no ve posible para el deterioro de su salud mental sin su puesta en libertad», recoge el informe.
Personas vulnerables
Al margen de esta cuestión concreta, el SJM vuelve a denunciar situaciones que no deberían haberse producido. Por ejemplo, que personas vulnerables —menores, víctimas de violencia de género, posibles solicitantes de asilo…— pasen por el trance de verse encerrados. Esther tenía a cargo a una niña cuando la detuvieron. Y no solo eso, sufrió violencia de su expareja. A Jeannette la obligaron a prostituirse tras captarla para, supuestamente, trabajar en España.
Pero son más las deficiencias: la falta de armonización en las normas y procedimientos en todos los CIE, las agresiones y la falta de respuesta ante las mismas, la arbitrariedad de los internamientos o lo poco eficaces que son, pues, casi la mitad de los que salieron de un CIE en 2022 se quedaron en nuestro país. En realidad, de las 2.402 personas que salieron de los CIE, 1.276 fueron expulsadas o devueltas, frente a las 1.072 que alcanzaron la libertad.
son los migrantes que ingresaron en 2022 en alguno de los CIE repartidos por España.
En cuanto a las cifras, el año pasado ingresaron en los siete CIE que hay en nuestro país un total de 2.276 personas (2.232 hombres y 44 mujeres). Once fueron reconocidos como menores, mientras que 932 solicitaron protección internacional en el propio centro.
En cuanto al tiempo de estancia en un CIE, la media fue de 30,2 días. Se activó el protocolo de prevención de suicidios en 51 ocasiones, la mayoría en Madrid, hasta 27.