Los chicos y chicas de Madrid «vivimos lo mismo»

A finales de julio, 180 miembros de la Delegación de Jóvenes del Arzobispado de Madrid viajaban a la comunidad ecuménica en el pueblo francés de Taizé para cultivar la espiritualidad durante un verano sin JMJ ni grandes eventos a la vista. Los objetivos eran muchos; uno de ellos, mantener bien regada la oración durante unos meses en los que la ociosidad y la fiesta pueden acabar secándola. Pero otra meta crucial era que los jóvenes de las parroquias peregrinaron con otros chicos como ellos y, aparte de cultivar las amistades que naturalmente brotan, alimentaran la diocesanidad, esto es, que trascendieran las pequeñas parcelas de cada Iglesia particular para trabajar al servicio de todos. «Cuando buscamos a Dios y lo hacemos unidos a la Iglesia, crecemos en la alegría y la fe», sostenía entonces José Manuel Fernández, director del Secretariado de Infancia y Juventud.

Fue un evento con un considerable poder de convocatoria en una época en el que la playa y los festivales se erigen como una vigorosa competencia. Aunque aquella asistencia fue nada en comparación con los cientos de jóvenes que el Madrid Live Meeting consiguió reunir en octubre, primero con 20 talleres y después con un multitudinario concierto en la explanada frente a la catedral de la Almudena. Una cita en la noche madrileña para que los chicos y chicas en esas edades cruciales se dieran cuenta de que «somos muchos viviendo lo mismo».

Dos iniciativas más destacadas este año en la archidiócesis han sido Lab Jóvenes Madrid, uno de los nueve proyectos que la Delegación está realizando junto a más países de Europa. Según sus organizadores es «un espacio de formación y aprendizajes compartidos» y el I Encuentro de Evangelizadores Digitales, el pasado abril.  «Espero que seáis misioneros sabiendo de dónde venimos y que lo prioritario es la misión, no mi misión», dijo el cardenal a todos los influencers presentes.