Los 4.400 menores migrantes a repartir por España «no son mercancía» - Alfa y Omega

Los 4.400 menores migrantes a repartir por España «no son mercancía»

El delegado de Migraciones de Canarias pide poner la mirada en lo que en realidad está en juego: «son vidas de menores»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Migrantes llegando a las islas Canarias
Migrantes llegando a las islas Canarias. Foto: Ministerio de Defensa.

El reparto de menores migrantes entre las distintas comunidades autónomas españolas está suscitando no poca controversia. Hay autonomías que van a recibir un número mayor que otras, y ha habido voces estos días advirtiendo que no van a realizar esta labor de acogida a cualquier precio.

De fondo, la situación de los 4.400 menores procedentes de otros países cuya salida del archipiélago «sin duda va a suponer un alivio de la presión migratoria», afirma Víctor Domínguez, delegado de Migraciones de Canarias. En su opinión, «toda muestra de solidaridad la vemos con buenos ojos, pero hay que ir más allá» a la hora de analizar el contexto.

Domínguez confiesa que en su día «viví personalmente con angustia e impotencia, y también con rabia, el que los políticos no se pusiesen de acuerdo» en este asunto. Ahora que atisbos de consenso, más allá de las polémicas que pueblan las portadas de los medios de comunicación, «pongamos la mirada en lo que en realidad está en juego: son vidas de menores, niños desprotegidos que además han sido convertidos en víctimas de la civilización de la inmigración».

Así, se trata de «niños que vienen de países en los que viven en la miseria, que padecen hambre y que huyen de conflictos bélicos». Por eso, a la hora de abordar su viaje con destino a otras zonas de España, advierte de que «el problema está en enfocar este tema solo en lo económico. Los niños no son monedas de cambio, no son mercancía», por lo que demanda que se tenga en cuenta que «lo principal es el interés de estos chicos».

En este sentido, «como Iglesia tenemos que favorecer la solidaridad y que esta empape a la sociedad», defiende el delegado de Migraciones de Canarias, al tiempo que pone el dedo en la llaga al afirmar que «las personas migradas nos están enriqueciendo a la Iglesia y a la sociedad, tanto por su aportación al mundo del trabajo como por su papel en el desarrollo de la natalidad», por lo que «no podemos discriminarlas más».