Lomce, la ley de los parches - Alfa y Omega

Lomce, la ley de los parches

«El proceso de redacción y las múltiples versiones de la ley revelan que no hay un proyecto coherente y profundo sobre la educación y sobre la persona». Es la denuncia de los profesionales de la educación ante la reforma educativa planteada por el Gobierno, y que se escuchó en el congreso Nueva evangelización. Nueva escuela. Redescubrir la alegría de la fe, organizado por la Delegación de Enseñanza, de la diócesis de Madrid

José Antonio Méndez
En 2005, cientos de miles de personas protestaron en las calles contra la LOE del Gobierno Zapatero, sobre la que se basa la Lomce
En 2005, cientos de miles de personas protestaron en las calles contra la LOE del Gobierno Zapatero, sobre la que se basa la Lomce.

Casi año y medio después de que el Partido Popular llegase al Gobierno, el Ejecutivo aún no ha acertado a aprobar una de sus reformas estrella: La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), con la que el Ministerio pretende variar el rumbo errático de nuestro sistema educativo, acabar con el fracaso escolar y con el abandono escolar temprano, y apostar por un modelo que no incurra en los postulados de la llamada nueva pedagogía. Desde el pasado 19 de febrero, el texto actual del anteproyecto de la Lomce se encuentra en el Consejo de Estado, tras cuya resolución pasará a las Cortes. Y allí, tanto en el Congreso como en el Senado, se prevé un intenso debate, pues el contenido de la ley (que ha pasado ya por tres modificaciones sustanciales) no responde, ni mucho menos, al objetivo con el que nació.

Fuentes del Partido Popular confirman a Alfa y Omega que «el texto del anteproyecto va a haber que trabajarlo mucho en sede parlamentaria para que se parezca a lo que nosotros prometimos en el programa electoral, porque las personas que se han encargado de redactar esta ley, y que son del entorno de la Secretaría de Estado, lo están haciendo como si fuese un trabajo de laboratorio, una investigación, algo ajeno a la realidad de las aulas».

El de la Lomce es un problema estructural, pues «su articulado, al menos en la versión que conocemos actualmente, parte, sin borrarlo, del articulado de la LOE que aprobó el último Gobierno del PSOE, y por tanto mantiene sus contradicciones. Si esto fuese así por ser el resultado de un pacto PP-PSOE, quizá podría servir, pero no se trata de eso, sino de una decisión del Ministerio. Estamos perdiendo una oportunidad». Así lo expresó doña Carmen Guaita, Vicepresidenta del sindicato de profesores ANPE, durante el Congreso Nueva Evangelización. Nueva Escuela. Redescubrir la alegría de la fe, que organizó, el pasado día 8, la Delegación de Enseñanza, de la archidiócesis de Madrid; un encuentro por el que pasaron numerosas voces del mundo de la educación (representantes de padres, de centros escolares, de sindicatos profesionales e instituciones eclesiales), que compartían su escepticismo e incluso su desilusión por la reforma planteada por el Ejecutivo.

«El sistema educativo necesita una reforma profunda, de máximos, sin miedo, porque va a tener una proyección ineludible en el futuro de España, no sólo en su economía, sino sobre todo en la calidad de la convivencia y de la democracia. Y estamos perdiendo la oportunidad», subrayó Guaita.

Oír a todos…, sin escuchar bien

También el marianista don José María Alvira, Secretario General de Fere-Escuelas Católicas, participó en el Congreso y, en su valoración de la Lomce, recordó que «esta ley se está desarrollando en un contexto de crisis y recortes, de dificultades, nerviosismo y de ánimos muy encendidos, que está condicionando el debate. Y hay que ponderar bien qué críticas se hacen y cómo se hacen a la futura legislación», porque, aunque «el Ministerio presume de haber escuchado muchas opiniones sobre la ley, no está valorando lo suficiente el peso que tiene cada uno de sus interlocutores, y que, por tanto, no todas las propuestas que se les presentan tienen la misma fuerza».

No obstante, Alvira lamentó que el gran problema de la Lomce, al menos en su actual redacción, no sólo es de estructura, sino de fondo: «El proceso de redacción y las múltiples y sucesivas versiones de la ley, en las que se han dado grandes cambios de fondo, revelan que, detrás, no había unas ideas claras, un proyecto coherente y profundo sobre la educación y sobre la persona». Es decir, un proyecto capaz de responder a la emergencia educativa que ha denunciado reiteradamente Benedicto XVI a lo largo de su pontificado, y que «no se resuelve en una didáctica, en un conjunto de técnicas, ni tampoco en la transmisión de principios áridos», sino a través de una educación «que forme a las nuevas generaciones (…) en la verdadera sabiduría que, mientras reconoce el fin trascendental de la vida, orienta el pensamiento, los afectos y el juicio». Algo que parece bastante alejado del desarrollo de la Lomce

La mayoría elige Religión, aunque menos que otros años

Dos de cada tres alumnos españoles (el 66,7 %) eligen voluntariamente cursar la clase de Religión católica en la escuela. Son datos que ha hecho públicos la Comisión episcopal de Enseñanza y Catequesis, de la Conferencia Episcopal Española. Muestran que, con respecto al año pasado, el porcentaje baja un 5 % en los centros estatales, mientras que sube 2 puntos en los centros católicos, tanto privados como concertados, y un 1,7 en los privados y concertados de titularidad civil. En total, 3.561.970, de los 5.341.223 estudiantes que hay en los centros escolares de España, eligen la asignatura de Religión.

No obstante, el porcentaje de alumnos matriculados en la asignatura baja cuanto mayores son los alumnos: en Infantil, el 72,4 %; en Primaria, el 75,1 %; en Secundaria, el 55,6 %; y en Bachillerato, el 41,1 %. No obstante, el porcentaje más bajo es el de los alumnos de Bachillerato de la escuela estatal, que es del 26,6 %. Es algo que se debe a las tretas administrativas a las que se somete muchas veces la asignatura, que hoy por hoy no cuenta con alternativa académica, no computa para la nota media y hasta se sitúa en los márgenes del horario escolar, para permitir que quienes no la escojan puedan llegar más tarde a clase o irse antes a casa. Por eso, los obispos de la Comisión episcopal de Enseñanza y Catequesis han publicado una Nota en la que reclaman «a los responsables de los centros que garanticen el ejercicio efectivo del derecho que asiste a los padres ante el Estado, para que sus hijos reciban formación religiosa en el ámbito escolar», reconocido por el artículo 27.3 de la Constitución.