Las palabras de Álvarez a Alfa y Omega cuando fue nombrado rector del seminario: «Lo que es de Dios permanece»
«El sacerdote es un miembro del pueblo de Dios y su vocación no puede ser vivida de forma aislada», decía José Antonio Álvarez a Alfa y Omega
«La formación de los sacerdotes es algo que excede nuestras capacidades, por lo que la mejor preparación tiene que ver con la apertura al Espíritu Santo para que lleve a cabo su obra». Así respondía José Antonio Álvarez a Alfa y Omega tras ser elegido rector del Seminario Conciliar de Madrid, después de muchos años de formador de seminaristas.
La de formar a los sacerdotes del futuro «es una misión de toda la Iglesia, no estamos solos en esto» reconocía el fallecido obispo auxiliar de Madrid, al tiempo que daba tres claves de discernimiento de la llamada a la vida sacerdotal y a la vida consagrada. La primera es «no precipitarse, porque un signo elocuente de la llamada tiene que ver con la permanencia en el tiempo. Lo verdadero dura, lo que es de Dios permanece».
Otro elemento imprescindible «es la oración, la vida de gracia, la relación con el Señor, que la persona pueda gustar de la compañía de Jesús, de su amistad, y que crezca en este trato», decía. Y el tercer elemento es la vida en comunidad, porque «un joven que se dispone a responder al Señor no lo hace solo, sino en la compañía de otros».
Una Iglesia plural
En una diócesis como la de Madrid, rica en realidades, tradiciones y movimientos, uno de los retos del seminario «es ayudar a los candidatos a reconocer la grandeza y la diversidad de la Iglesia, los carismas que el Espíritu Santo ha suscitado en ella», afirmaba. Se busca que el presbítero «sea el pastor de la diversidad en la comunión que existe en la vida diocesana».
¿Cómo son los curas que vamos a encontrar dentro de pocos años en las parroquias? «Los jóvenes de hoy son hijos de su tiempo y por tanto suelen contar con una preparación académica fuerte», contestaba.
«Son creativos, imaginativos y tienen muchos recursos, pero también tienen sus fragilidades, y este es uno de los temas que el seminario más tiene que cuidar», reconocía. Era sabedor también de que los nuevos sacerdotes tienen «mucha aptitud para las relaciones humanas y capaces de entrar en un mundo plural y diverso».