Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos - Alfa y Omega

Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos

Martes de la 12ª semana de tiempo ordinario / Mateo 7, 6. 12-14

Carlos Pérez Laporta
'Dos perros'. Anónimo español. Escuela de Sevilla del siglo XVII. Metropolitan Museum of Art de Nueva York
Dos perros. Anónimo español. Escuela de Sevilla del siglo XVII. Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

Evangelio: Mateo 7, 6. 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.

Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.

Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.

¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

Comentario

«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros». No todo el mundo está preparado para recibir lo mejor de nosotros. Es importante no desvelar nuestro interior a cualquiera, porque suelen malinterpretarlo o despreciarlo. Es importante que lo más íntimo de nuestra vida lo guardemos solo para aquellos que quieran amarnos.

Pero lo curioso es que Cristo diga esto, cuando Él ha hecho todo lo contrario. Ha cogido lo más íntimo que tenía, su intimidad con el Padre, y nos la ha regalado a nosotros. Nosotros, por mucho que nos esforcemos no pasamos de ser gorrinos en comparación con Él. Se ha arriesgado no sólo a nuestras torpezas, sino a todas nuestras traiciones. Ha asumido ese riesgo por nosotros con la esperanza de que los cerdos lleguen a asimilar el don de Dios.

De ahí que la segunda máxima equilibre la primera: «todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos». Hay un riesgo que Dios ha corrido para cambiar la historia del hombre. Porque quería que le amáramos nos ha amado primero, a sabiendas de que era a seres inferiores, torpes y desagradecidos a los que amaba, que podían despreciar su amor.