Lluvia y frío en Barranco Seco: «No hay derecho a retener a las personas en estas condiciones»
Antonio Viera, capellán del CIE solo ha podido comprobar la situación desde la distancia, pues no se permite la entrada a entidades sociales. Además, se está reteniendo a los migrantes más allá de las 72 horas que establece la ley
El día que el Gobierno decidió el cierre del muelle de Arguineguín y el traslado de parte de los migrantes al campamento de Barranco Seco –que actuaría como Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), donde solo se puede estar 72 horas–, entidades de Iglesia que trabajan en el campo de las migraciones advertían de que el antiguo polvorín no era el lugar adecuado para acoger personas y que en caso de malas condiciones meteorológicas se convertiría en un barrizal.
Esta previsión se ha cumplido estos días coincidiendo con la borrasca Filomena, que también afecta a las Islas Canarias, y que incluso ha provocado que las autoridades hayan lanzado una alerta por nevadas. Así lo confirma a Alfa y Omega Antonio Viera, capellán del Centro de Internamiento de Extranjeros de Barranco Seco.
«Hoy, después de estar en el CIE me dirigí al CATE. Llovía como nunca y pensé en el barrizal que sería aquel campamento y el frío que estarían pasando. Efectivamente, lo que pude contemplar desde la carretera, puesto que nos impiden el acceso, es todo tan oscuro y falto de transparencia…», cuenta el sacerdote diocesano.
Aunque la situación del terreno no se percibía con claridad desde la distancia, el suelo embarrado que él pisaba al otro lado del barranco –es igual que el del CATE– indica que se encuentra en la misma situación. «No hay derecho a retener a las personas, ni siquiera las 72 horas que se suponen, en estas condiciones inhumanas…».
Retenidos más de 72 horas
Por otra parte, el abogado Daniel Arencibia, que colabora con el Secretariado de Migraciones de la diócesis de Canarias, confirma que en el campamento de Barranco Seco, que gestiona el Servicio de Calabozos de la Policía Nacional y por tanto es técnicamente un calabozo, se está reteniendo a migrantes más allá de las 72 horas que marca la ley.
«Este jueves me llamó una compañera desde Cataluña diciéndome que conocía a un familiar de una persona que estaba en Barranco Seco desde el 29 de diciembre. Fui allí y le dije a los policías que venía a por él para que lo dejaran salir. Les pregunté si hasta entonces había permanecido allí voluntariamente y me dijeron que sí. Luego pregunté al chico y lo negó. Quería ir a casa de un amigo y no se lo permitían. Por eso me llamaron», explica en conversación con Alfa y Omega.
En su opinión, esta situación está pasando «desapercibida» porque «nadie da credibilidad a los chicos». Y añade: «Como le dije al Defensor del Pueblo, ofende a la razón y a la decencia. En Arguineguín también sucedió: no dejaban salir a un migrante para irse al hotel con su hermano y argumentaban que, en realidad, se quería quedar allí… durmiendo en el suelo y a la intemperie».
A Arencibia no le vale el argumento de mantenerlos en el CATE de Barranco Seco para no dejarlos en la calle –la acogida compete al Ministerio de Inclusión–, pues el Defensor del Pueblo «ya pidió mecanismos para que nadie estuviese más de 72 horas en un centro de detención, algo que sigue ocurriendo».
«A nadie se le ocurriría en un país civilizado ir a detener a los pobres que están en la calle y meterlos en la cárcel para que tengan un techo. Nadie lo plantearía», continúa.
En este sentido, pide que, pasadas las 72 horas, se informe a los chicos con claridad que están en libertad. Ahora mismo no ocurre: «Los detienen, les dicen que no pueden salir, pasan los tres días y si no lo piden o se ponen exigentes allí se quedan».