¿Qué ocurriría si un día, de repente, se cambian la reglas? ¿Si los ángeles se rebelan contra las normas desde su exilio en la tierra? ¿Y si los actores, desde el escenario, riñen al escritor de la obra? ¿Y si además de todo esto, las historias de cuento se hacen realidad? Todo este galimatías es Lluvia de ángeles sobre París, en el Teatro Lara los días 8 y 22 de enero, y 5 de febrero. Es una comedia. Una historia de amor. Una obra policiaca… o todo y nada a la vez. Es un «gracias» al teatro porque existen obras así.
Como la obra está en constante movimiento por los escenarios de toda España, nosotros nos la encontramos en Bilbao, en una salita alternativa, con mantita de cuadros y buena compañía. Sin darnos cuenta, desde un frío pero acogedor norte español de diciembre, nos trasladamos, durante 105 minutos, hasta la luminosa París junto con Alicia, Ángel, la profesora Coindreau, Gabriel y el resto de personajes para disfrutar de una «comedia irónicamente comercial», tal y como la define su autor, Alfonso Sastre. El humor, la dulzura, la crítica y la ironía cobran vida en el cuerpo de los actores, y mantienen al espectador pegado a su asiento hasta su final, inesperado y lleno de sorpresas.
La compañía Bululú, y su director, Antonio Malonda, nos transportan a una comisaría de París donde al principio te cuesta entrar, extrañado por una situación que no entiendes, por una obra que parece no ir de nada. Es la puesta en escena de una obra que, uno a uno, te irá presentando a un variopinto grupo de ángeles caídos junto a varios contrapuntos humanos, entremezclados en la ciudad del Sena. Tan decididos los primeros, como inocentes en su empeño de liderar una revolución en el mundo de los cielos, que traiga libertad y justicia social -¿os suena?-. Es el prólogo perfecto para mostrar los problemas y desvelos que les traerá el áspero encuentro con intentar hacer realidad ese sueño.
Es entonces, a medida que se desarrolla la trama entretejida de política, religión y humanidad cuando te das cuenta de que esa obra, que parece no contar nada, lo abarca todo… pero sin llegar nunca a tocarlo, sólo con una leve y sutil insinuación, ¡he ahí la magia!
Así, te rindes a un viaje transportado a caballo de los delirantes diálogos que hacen estallar de carcajadas al público, de los finales de frase que sientes que remueven algo dentro de ti, y de los giros que por sorpresa, te aprietan en un momento el corazón para seguir acariciándotelo al instante siguiente.
Llevado de la mano por la pasión y el sentimiento de Carlos B. Rodríguez, y la ternura y la credibilidad de Yolanda Rino, su dúo protagonista. Arropados en su historia de amor por una bella y armoniosa actuación coral, donde sin desmerecer al resto de actores, destacan la presencia y el dominio del cuerpo de Jesús Rodríguez, y la camaleónica maestra de ceremonias Emi Caínzos.
Y cuando el viaje termina, todo este gran elenco de actores te depositan con dulzura en el suelo. Mientras abandonas el teatro todavía con la sonrisa en los labios, sientes más que entiendes, que no sabes explicar muy bien de qué va la obra, y que probablemente tampoco importe. Que quizá te han hablado a un nivel más profundo, tocando el mayor anhelo de todo ser humano: ser humano, en su sentido más grande, más bello… el que elevándote sobre esta locura de mundo, o quizá simplemente aceptándolo con más ligereza, da vida y alas al ángel que todos llevamos dentro.
Nosotros, desde luego, volamos.
Ignacio Seijoso Ramos
Alejandra López (@hebradeplatta)
★★★★☆
Calle Corredera Baja de San Pablo, 15
Callao, Tribunal
OBRA FINALIZADA