«Llevábamos dos años rezando para conseguir unas máquinas para hacer formas»
Las Canonesas Regulares han comenzado a fabricar formas para sufragar la rehabilitación de su convento después de que las Carmelitas de Puzol les ofrecieran sus máquinas
Las Canonesas Regulares Lateranenses de San Agustín llevaban dos años rezando para conseguir unas máquinas con las que poder fabricar formas y así poder aumentar sus ingresos. La intención no era lucrarse, sino «sufragar la rehabilitación del convento que nos había pedido el ayuntamiento y a la que hemos tenido que hacer frente», explica Mercedes Aparisi, superiora de la comunidad. Los trabajos eran numerosos, urgentes y afectaban –y todavía afectas– a numerosas estancias del convento: «había que arreglar el suelo, que se levantaba por la humedad y la gente se podía tropezar y caer». También «debíamos solucionar las goteras, el claustro o la cocina. Vamos haciendo las cosas a medida que va entrando el dinero».
Hasta ahora «nos dedicábamos a vender rosarios y otros artículos religiosos», pero el dinero que se obtenía no llegaba para cubrir las necesidades de las religiosas y la rehabilitación del convento. «Además, somos jóvenes y también trabajamos para sufragar los gastos de otra casa de la congregación. En total, hemos de mantener a 19 religiosas».
A pesar de la necesidad, no podían hacer otra cosa que rezar para que llegaran las máquinas. «No podíamos comprarlas porque son muy caras y no tenemos dinero», asegura la superiora. Por ello, , se pusieron a rezar durante dos años hasta que sus plegarias fueron escuchadas recientemente. «Nos llamaron las Carmelitas de Puzol para preguntarnos si queríamos sus máquinas para hacer formas. Ellas ya eran muy mayores y no podían trabajar. Es un milagro del Señor. Él ha escuchado nuestras oraciones», asegura Aparisi.
Además de las máquinas, las Canonesas recibieron de las Carmelitas «las instrucciones para la elaboración de las formas» –amasar los ingredientes, cocer la masa, cortar…– y su lista de clientes. «Nos dijeron que cada vez que llamara una parroquia para encargarles formas, les remitirían a nosotras». Hasta el momento, las religiosas han recibido tres encargos, «pero necesitamos más porque todavía quedan muchas cosas que arreglar en la casa». En este sentido, la superiora explica que todavía «no tenemos página web, pero estamos mirando cómo hacer una para poder aumentar las ventas con ella». La idea es introducirse en el continente digital para tratar de llegar a todas aquellas personas que acuden a internet para comprar este producto.