Llamaron al 112 pero por falta de cobertura acabaron muertos en Brasil
EFE reconstruye la dramática historia de un cayuco que estuvo a la deriva 81 días en el Atlántico con 55 africanos a bordo
El 23 de enero de 2024, un cayuco con 55 personas a bordo partió de la costa de Mauritania. Se dirigía a la isla de El Hierro, en Canarias, pero nunca llegó a su destino. 81 días después, la embarcación apareció en una bahía de Brasil, a más de 4.000 kilómetros de distancia, con nueve cadáveres muy deteriorados, 27 móviles y 2 documentos de identidad. La Agencia EFE ha cruzado datos de la Policía de Brasil, la Cruz Roja y la ONG Caminando Fronteras para averiguar quién iba en ese cayuco y reconstruir su historia.
Hasta quince veces intentó pedir ayuda desde el móvil uno de los 55 hombres del cayuco que partió de Mauritania hacia Canarias el 23 de enero de 2024 cuando se hizo evidente que todos iban a morir si el motor no arrancaba, por cerca que estuvieran de llegar, pero no hay cobertura en el océano.
En el cayuco nadie intentó llamar de nuevo después del 31 de enero, explica el reportaje de EFE. Aún tenían batería en algún teléfono, pero pocas esperanzas. Un móvil se encendió el 10 de febrero, aunque ya solo para registrar dos vídeos en los que se ve a seis hombres sentados muy juntos, siete con el que graba. No articulan palabra. Llevaban 18 días en el mar.
En los cayucos a la deriva, la deshidratación comienza a cobrarse vidas en la cuarta o quinta jornada sin agua: primero, los más débiles y los que no han parado de vomitar; luego los que han sucumbido a la tentación de beber del mar; más tarde, los que saltan por la borda en pleno delirio o los que se ahogan en el fondo de la embarcación, sin fuerzas para erguirse. Por último, los demás.
Casi tres meses después, unos pescadores de la bahía de Maiaú, al nordeste de Brasil, encontraron a la deriva su embarcación blanca y azul celeste de unos quince metros de eslora, con nueve cadáveres a bordo. Los intentos de la Policía Federal de Brasil para cotejar sus huellas dactilares con los registros policiales de Mauritaniay Mali sirvieron de poco, así que los nueve fueron enterrados sin nombre en un cementerio de Belém al cabo de doce días, aunque se conservan perfiles de ADN por si alguna familia demanda un análisis genético.
Desde la crisis de los cayucos de 2006, más de una docena de barcas de Mauritania, Senegal o Gambia han alcanzado América sin nadie con vida a bordo, solo muertos. El primer caso se documentó en Barbados el 26 de abril de aquel año y el último esta misma semana en Granadinas.
Por las últimas conexiones a la red recuperadas de los teléfonos de las víctimas, la Policía brasileña dedujo que el cayuco había zarpado de Mauritania el 23 de enero, 81 días antes de ser encontrado en Brasil. varios de sus pasajeros eran del pueblo de Tachott, en Mauritania, al igual que Ali Sokhona, un emigrante de ese país residente desde hace años en Valencia que denunció su desaparición ante Cruz Roja Española en nombre de sus familias.
En los listados que ha recopilado la ONG Caminando Fronteras a través de las familias, figura que esos jóvenes de Tachott salieron en un cayuco con un total de 55 ocupantes, todos varones mauritanos y malienses. Entre ellos, había un niño y puede que varios adolescentes.
Es imposible sobrevivir a casi tres meses en el mar sin agua ni comida, a la deriva. No quedó nadie que relate lo que sucedió a bordo, pero de nuevo los móviles contienen detalles que permiten aproximarse a los días claves de aquella travesía trágica. La primera llamada desde el mar la hicieron el 26 enero, en el cuarto día travesía. El comunicante marcó el 112, solo una vez, pidiendo ayuda a España, pero no había cobertura de telefonía convencional en ese punto y no insistieron ese día. Sin embargo, sí hay constancia de que alguien se puso a llamar sin parar 48 horas después, el 28 de enero. Marcó quince veces el 112 en tres días, una desesperación que sugiere que ya estaban a la deriva.