Líderes religiosos chilenos unen sus voces para denunciar la inseguridad y la violencia en el país
Han denunciado, entre otras cosas, la expansión de la droga o la presencia del crimen organizado. «Este desprecio por la vida está destruyendo pilares básicos de las personas en los barrios, las familias y la juventud», declaran
El presidente de la Conferencia Episcopal Chilena, junto con representantes ortodoxos, anglicanos, evangélicos, pentecostales, judíos y musulmanes del país, hicieron pública esta semana una declaración conjunta en la que exponen la situación de inseguridad y violencia que vive la sociedad chilena y plantean la necesidad de que se den pasos «decisivos hacia una verdadera política de acuerdos y consensos». Además, el texto recoge reflexiones acerca de la realidad que vive el país con ejemplos como la expansión de la droga o la presencia del crimen organizado. «Este desprecio por la vida está destruyendo pilares básicos de las personas en los barrios, las familias y la juventud», declaran.
Con el espíritu de «contribuir a la paz y al desarrollo armónico de nuestra convivencia» y desde un «profundo amor a Chile y a sus habitantes», estos once representantes de diversas comunidades han mostrado su preocupación por el aumento de la tensión en el país. Según dicen, esta situación está afectando «a la capacidad de buscar soluciones justas y oportunas a las dificultades que enfrentamos» y denuncian que se han visto perjudicados elementos esenciales como la comprensión y el diálogo «provocando crispación en los ánimos de las personas y grupos sociales».
Chile se ha visto inmerso en dos procesos constituyentes para la reforma de la actual Constitución entre los años 2021 y 2023. Sin embargo, ambas propuestas fracasaron por el rechazo de la amplia mayoría. «Este hecho», apuntan, «es prueba de nuestros desencuentros y de la necesidad de diálogo».
Otra de las inquietudes de estos líderes radica en los graves casos de corrupción que inundan tanto las esferas públicas como privadas del país. Calificado como un «escándalo», han recalcado que «los recursos públicos pertenecen a todos los chilenos y deben destinarse a dar solución a los graves problemas sociales». En una contundente llamada a la acción, estos once representantes eclesiales han afirmado que los momentos de crisis son una oportunidad para avanzar juntos y han exhortado «a quienes tienen el privilegio y la obligación de legislar» a dar pasos firmes dejando atrás visiones particulares.