León XIV pide de nuevo que cese el fuego en Gaza y se libere a los rehenes
Durante el rezo del ángelus, León XIV ha pedido que cese el fuego en Gaza y se liberen los rehenes y ha mostrado su preocupación por el resurgimiento del antisemitismo en diversas partes del mundo, mencionando el atentado contra una sinagoga en Mánchester
«Sigo profundamente dolido por el inmenso sufrimiento del pueblo palestino en Gaza». Lo ha expresado el Papa León XIV en sus palabras antes de la oración del ángelus este domingo, 5 de octubre, al término de la Misa en el marco del Jubileo de los Migrantes y del Mundo Misionero en la plaza de San Pedro.
A la vez, ha destacado que, en medio de la dramática situación que atraviesa Oriente Medio, se están dando algunos pasos significativos en las negociaciones de paz. «Espero que pronto puedan dar los frutos deseados», ha afirmado, exhortando a todos los responsables «a comprometerse con decisión en este camino, a cesar el fuego y a liberar a los rehenes».

Cercanía con Filipinas
Durante la celebración jubilar, el Papa ha expresado su cercanía al pueblo filipino tras el fuerte terremoto que sacudió la región central del país el pasado 30 de septiembre, especialmente en la provincia de Cebú. «Rezo por quienes se han visto más duramente afectados y confío en la intercesión de la Virgen María en todo peligro».
León XIV ha mostrado, asimismo, su preocupación por el resurgimiento del antisemitismo en diversas partes del mundo, mencionando el atentado del jueves 2 de octubre contra una sinagoga en Mánchester. «No podemos permanecer indiferentes ante el odio», ha advertido.

Misa con migrantes y refugiados
«Celebramos el Jubileo del Mundo Misionero y de los Migrantes. Es una hermosa ocasión para reavivar en nosotros la conciencia de la vocación misionera», ha aseverado el Papa León XIV al inicio de su homilía. Ha invitado a redescubrir el ardor de la misión citando las palabras de san Pablo VI sobre la responsabilidad de evangelizar en tiempos de «progreso y desesperación sin precedentes».
«Las fronteras de la misión ya no son geográficas: son el sufrimiento, la pobreza y el deseo de esperanza los que vienen hacia nosotros». Ante los rostros de tantos migrantes presentes, León XIV ha pedido acoger con ternura a quienes huyen de la violencia o de la miseria: «Esas barcas que esperan avistar un puerto seguro en el que detenerse y esos ojos llenos de angustia y esperanza que buscan una tierra firme a la que llegar, no pueden y no deben encontrar la frialdad de la indiferencia o el estigma de la discriminación».
«La cuestión no es partir, sino permanecer para anunciar a Cristo mediante la acogida, la compasión y la solidaridad. Permanecer para mirar a los ojos a los que llegan, para abrirles los brazos y el corazón», ha añadido. Y ha dado las gracias a los misioneros, voluntarios y personas de buena voluntad que sirven a los migrantes y promueven una «cultura de la fraternidad más allá de los prejuicios». «La presencia de hermanos y hermanas de distintas culturas es una oportunidad para renovar el rostro de la Iglesia y testimoniar un cristianismo más abierto y dinámico», ha afirmado.