«No hay futuro basado sobre la venganza», asegura León XIV

«No hay futuro basado sobre la violencia, el exilio forzado ni sobre la venganza. Los pueblos tienen necesidad de paz. Quien los ama verdaderamente, trabaja por la paz». Así se ha pronunciado el Papa León XIV durante el rezo del ángelus justo después de saludar «a todos los representantes de organizaciones católicas comprometidas con la población de la franja de Gaza. Aprecio mucho vuestra iniciativa».

El Pontífice no pierde oportunidad de clamar contra la violencia, un mensaje que, al hilo del Evangelio de este domingo, ha compaginado con el recordatorio de que «nosotros no somos dueños de nuestra vida ni de los bienes que disfrutamos; todo nos ha sido dado como don por el Señor y Él ha confiado este patrimonio a nuestro cuidado, a nuestra libertad y responsabilidad».

Pero no solo hemos de administrar bien los dones porque son de Dios, sino también «pensando en la riqueza verdadera, que es la amistad con el Señor y con los hermanos». Así, además, lograremos «crear redes de amistad y solidaridad», edificaremos «el bien» y construiremos «un mundo más justo, más equitativo y más fraterno».

La posición contraria es la del egoísmo, la de quien pone «la riqueza en primer lugar» y piensa solo en sí mismo. «Pero eso aísla de los demás y esparce el veneno de una competición que a menudo provoca conflictos».

Espacio de puertas abiertas

Horas antes, el Santo Padre ha celebrado la Eucarística en la parroquia de Santa Ana, confiada desde 1929 a los agustinos. Concelebraron con él el nuevo prior de la orden, Joseph Farrell, y el párroco Mario Millardi. Entre los presentes se encontraba el agustino padre Gioele Schiavella, mencionado por el Papa en su homilía, al estar cumpliendo 103 años. Fue párroco de este mismo templo, donde vive actualmente, desde 1991 hasta 2006.

Durante la homilía, León XIV ha exhortado a los miembros de la comunidad parroquial a ser un espacio de puertas abiertas al encuentro, la oración y la caridad. Aludiendo al Evangelio del día, ha asegurado que «quien sirve a Dios se hace libre de la riqueza, pero quien sirve a la riqueza queda esclavo de ella».