León XIV en Navidad: «Habrá paz cuando nuestros monólogos se interrumpan» - Alfa y Omega

León XIV en Navidad: «Habrá paz cuando nuestros monólogos se interrumpan»

En su mensaje, antes de la bendición urbi et orbi de Navidad, el Papa aseguró que la paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino el fruto de reconocer nuestras propias faltas, pedir perdón y comprometernos con los demás

Redacción
El Papa León XIV lee su mensaje de Navidad desde el balcón central de la basílica de San Pedro en el Vaticano, el 25 de diciembre de 2025.
El Papa León XIV lee su mensaje de Navidad desde el balcón central de la basílica de San Pedro en el Vaticano, el 25 de diciembre de 2025. Foto: CNS / Vatican Media.

Roma amaneció, este jueves 25 de diciembre de 2025, bajo una intensa lluvia, pero el clima adverso no fue un impedimento para que miles de personas se dirigieran a la basílica de San Pedro para acompañar al Papa León XIV en su primera Navidad como Sumo Pontífice.

Debido a que la cantidad de fieles excedía los lugares disponibles en el templo, muchos siguieron la Eucaristía desde la plaza a través de las pantallas gigantes. La ocasión tuvo, además, un componente muy especial, pues la última vez que un Pontífice había presidido la misa el mismo día de Navidad fue en 1994, con Juan Pablo II.

En su mensaje antes de la bendición urbi et orbi, al término de la celebración, el Papa León XIV invitó a reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad: la llegada de Jesús al mundo como luz, esperanza y paz para la humanidad.

El Papa León XIV pronuncia su homilía durante la Misa matutina de Navidad en la basílica de San Pedro en el Vaticano, el 25 de diciembre de 2025.
El Papa León XIV pronuncia su homilía durante la Misa matutina de Navidad en la basílica de San Pedro en el Vaticano, el 25 de diciembre de 2025. Foto: CNS / Vatican Media.

Según León XIV, la paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino el fruto de reconocer nuestras propias faltas, pedir perdón y comprometernos con los demás. «Dios, que nos ha creado sin nosotros, no puede salvarnos sin nosotros».

El Pontífice recordó la situación de Medio Oriente, Ucrania, Myanmar, Sudán, Haití y otras regiones afectadas por conflictos, violencia y catástrofes naturales. Pidió que los líderes políticos y la comunidad internacional trabajen por la reconciliación, el diálogo y la justicia, siempre con la inspiración del Niño Jesús.

Más que luces y regalos

El Papa enfatizó la identificación de Cristo con quienes sufren: los pobres, los migrantes, los refugiados, los jóvenes desempleados, los explotados y los presos. Nos recordó que abrir nuestro corazón a ellos es abrirlo al mismo Jesús, quien nos invita a compartir su paz y amor.

León XIV concluyó su mensaje al mundo recordando que la Navidad nos ofrece un regalo permanente: Cristo hecho hombre, que viene a salvar, no a condenar. Su llegada no es efímera, sino para quedarse, sanar heridas y traer descanso al corazón humano.

La Navidad, según el Papa León XIV, es más que luces y regalos; es la llamada a reconocer nuestra responsabilidad en la construcción de un mundo más justo y pacífico. Cada acto de amor y solidaridad refleja la luz que Cristo trae al mundo.

La fragilidad de la carne en la población indefensa

Durante la homilía de la Misa de Navidad, el Santo Padre reflexionó sobre el misterio de la Encarnación, señalando que el Verbo de Dios se manifiesta paradójicamente sin saber hablar, como un recién nacido que solo llora. Explicó que esta carne representa la desnudez radical de quienes hoy carecen de palabra y dignidad.

Para el Pontífice, la Navidad nos arrebata de la indiferencia, recordándonos que el verdadero poder de ser hijos de Dios permanece enterrado mientras no escuchemos el llanto de los niños y la fragilidad de los ancianos.

León XIV conectó este misterio con los dramas humanos del presente, mencionando las tiendas de campaña en Gaza expuestas al frío y la lluvia, así como a los desplazados y personas sin hogar en nuestras ciudades.

Con especial énfasis, el Papa denunció las heridas de los conflictos actuales: «Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, probadas por tantas guerras en curso o terminadas dejando escombros y heridas abiertas».

Del mismo modo, lamentó la situación de los jóvenes en el frente, cuyas vidas son marcadas por «la insensatez de lo que se les pide y la mentira que impregna los rimbombantes discursos de quien los manda a morir».

Inspirándose en el magisterio de su amado predecesor, el Papa Francisco, el Santo Padre instó a los fieles a no mantener una «prudente distancia» de las llagas del Señor y a tocar la carne sufriente de los demás para conocer la fuerza de la ternura. Afirmó que la paz de Dios comienza precisamente cuando el dolor ajeno rompe nuestras certezas. «Cuando la fragilidad de los demás nos atraviesa el corazón, cuando el dolor ajeno hace añicos nuestras sólidas certezas, entonces ya comienza la paz».

El Papa León XIV besa los pies de una estatua del Niño Jesús al comienzo de la Misa de Navidad en la basílica de San Pedro en el Vaticano, la noche del 24 de diciembre de 2025.
El Papa León XIV besa los pies de una estatua del Niño Jesús al comienzo de la Misa de Navidad en la basílica de San Pedro en el Vaticano, la noche del 24 de diciembre de 2025. Foto: CNS / Vatican Media.

Invitación al diálogo

La Navidad «vuelve a motivar a una Iglesia misionera, impulsándola sobre vías que la Palabra de Dios le ha trazado. No estamos al servicio de una palabra prepotente —estas ya resuenan por todas partes— sino de una presencia que suscita el bien, que conoce su eficacia, que no se atribuye el monopolio».

«En Dios cada palabra es palabra pronunciada, es una invitación al diálogo, una palabra nunca igual a sí misma. Es la renovación que el Concilio Vaticano II ha promovido y que veremos florecer solo si caminamos juntos con toda la humanidad, sin separarnos nunca de ella». Mundano, aseguró el Papa, «es lo contrario: tener por centro a uno mismo».

Al final de la homilía, León XIV pidió transformar nuestros monólogos en diálogos de escucha. «Habrá paz cuando nuestros monólogos se interrumpan y, fecundados por la escucha, caigamos de rodillas ante la carne desnuda de los demás», concluyó.