Lazos de Caná: un lugar para que los solteros se conozcan
Lazos de Caná es una iniciativa de solteros para solteros de modo que «dejemos de sentirnos extraños en nuestra propia parroquia». En un año ya han salido tres parejas de novios, «de momento»
«Los que somos solteros no estamos muy bien vistos en la Iglesia y nos sentimos un poco desplazados. Hay muchas actividades para familias, matrimonios y jóvenes, pero los que no nos hemos casado y ya tenemos cierta edad parece que no encajamos en ningún sitio», afirma Juanjo Rodríguez, un agente inmobiliario de 49 años de Sabadell que hace poco más de un año inició Lazos de Caná, una aventura a la que poco a poco se están apuntando cientos de solteros en toda España.
Todo comenzó cuando una amiga de Juanjo le contó que, junto a otras chicas solteras, había ido a pedirle consejo a una monja. Querían casarse, así que esta les dijo que acudieran a 40 misas y 14 vigilias pidiendo por esta intención, al cabo de las cuales todas ellas encontraron novio. «Entonces monté con mis amigos un grupo de WhatsApp y nos propusimos el mismo objetivo, aunque en mi caso todavía sin éxito», dice hoy Juanjo con humor.
Eso fue en febrero del año pasado y, en septiembre, organizaron un retiro para solteros que se llenó enseguida; hasta hubo muchos que se quedaron sin plaza. La iniciativa se difundió como la pólvora y pronto al grupo se sumaron más participantes. Convocaron a solteros y solteras de la zona de Barcelona y alrededores para participar en eventos mensuales con adoración, Misa y una charla sobre algún tema relacionado con la vocación al matrimonio. A día de hoy, Lazos de Caná está presente además en Madrid y en Valencia, y pronto se abrirán nuevos grupos en Sevilla, Alicante y Murcia.
La mayoría de quienes forman parte de los grupos «a título personal somos gente muy entregada al Señor. Muchos trabajamos en ONG, formamos parte de apostolados, somos adoradores, colaboramos como podemos en la pastoral de nuestros barrios…». Sin embargo, «esto no quita para que la mayoría viva su soledad con cierto sufrimiento, pues muchos se sienten extraños en su propia parroquia», reconoce Rodríguez. Por ello, gracias a sus actividades, la iniciativa ha podido rescatar también «a algunos que se habían ido apartando de la Iglesia y habían dejado la fe» por no sentirse acompañados.
Un noviazgo santo
Diana, coordinadora del grupo de Madrid —con más de 300 miembros en apenas unos pocos meses y un goteo de incorporaciones cada día—, cuenta que durante años «le he pedido todos los días al Señor un lugar para los solteros en la Iglesia». Diana asegura que para contraer un futuro matrimonio «no me vale cualquier hombre, yo quiero uno con fe que solo se arrodille ante el Señor». En esta línea, abunda que «una mujer no se puede conformar con cualquiera para fundar una familia. Ha de ser un amigo que sea después un buen marido y un buen padre, para poder ir juntos a Misa, rezar juntos por la noche y compartir la fe». Así, lo que piden los miembros de Lazos de Caná es «que aparezca en nuestra vida una persona santa, y sobre todo que lo haga pronto», bromea Juanjo, mientras cuenta que en solo un año ya se han afianzado tres noviazgos, «de momento».
Ambos insisten en la necesidad de una buena formación, como la que descubren en Lazos de Caná los solteros. En todos los encuentros se sigue el itinerario que ofrece Juntos en camino +Q2, un programa para novios ideado por la Subcomisión para la Familia de la CEE para formarse en comunicación, espiritualidad y afectividad según el magisterio de la Iglesia. Afirman que se trata de una formación más larga y más intensa de la que se puede obtener en un cursillo matrimonial clásico de fin de semana, por lo que si aparece la media naranja ya se habría asentado una buena base para la futura relación.
«A una discoteca no vas a ir a buscar pareja —explica Rodríguez—. Todos nosotros queremos conocer alguien con una forma de pensar similar y, sobre todo, que sea una persona de Dios». Y con esa perspectiva se disipa la vergüenza que podría suscitar apuntarse a un grupo para encontrar pareja: «No estamos haciendo nada malo y todos en los grupos tenemos claro que nuestra vocación es el matrimonio. Lo que queremos es facilitar que salga un noviazgo a los ojos de Dios, un noviazgo santo para un matrimonio santo», concluye.
Si el año pasado la Subcomisión para la Familia invitaba a tener un matrimonio Forever dater, en la Semana del Matrimonio de este año anima a los casados a hacer un Forever match. Así, para estos días en torno a la fiesta de San Valentín, la subcomisión ofrece a parroquias y diócesis una serie materiales como una sorprendente yincana al hilo del himno a la caridad de san Pablo o un original guion para un lavatorio de pies a realizar entre los esposos. Otras novedades de este año para los matrimonios son una propuesta de receta dialogada, con el objeto de cocinar y tener un rato para hablar; una master class de danza en pareja y un taller de manualidades para poner en común fotos y recuerdos de la vida compartida.