Las víctimas de abusos son protagonistas del acto de reparación de la Iglesia de Madrid
Tras la ceremonia, se ha plantado un olivo en el recinto de la catedral de la Almudena «en memoria de todas las personas víctimas de abusos en nuestra Iglesia»
«Era mi confesor. Cuando le dije que el beso que me dio me hizo sentir confusa, me dijo que no había pasado nada y que lo que ocurría es que mi mente estaba sucia y que, en realidad, era mi deseo el que me confundía. Estuve teniendo sexo con él diez años». Es uno de los testimonios que ha albergado el pórtico de la catedral de la Almudena en la tarde de este lunes durante el acto público de reconocimiento y reparación a las víctimas de abusos de la Iglesia en la archidiócesis de Madrid.
La ceremonia, con el protagonismo de las víctimas, ha comenzado con la lectura de más testimonios en el atrio del templo. El relato de otra mujer ha recalcado cómo «casi me ha hecho más daño la institución que el agresor». Lamentando que tardaran diez años en creerla, su narración ha señalado «la actitud diletante, distante, legalista y fría de algunos eclesiásticos y encubridores», quienes dañaron su alma y su relación con Dios.
Otro de los testimonios ha denunciado cómo «no abusó solo una persona de mí, abusa una comunidad entera que lo permite». Leído por otra persona, quien lo compartió en un primer momento diagnosticaba cómo «la culpa de que haya malos en la Iglesia es que haya buenos que no denuncian a los malos».
Después se han escuchado unas palabras del Proyecto Repara, la iniciativa de la archidiócesis de Madrid para atender a quienes han sufrido abusos sexuales, espirituales y de conciencia. «Necesitamos iniciar juntos caminos de escucha y de sanación», ha pronunciado uno de los responsables del proyecto. Ha añadido que «queremos avanzar con sincera humildad y con contrición sin miedo a la verdad, recogiendo el testigo de la sinceridad valiente de tantas lágrimas que no supimos o no quisimos enjugar». Y ha concluido su intervención prometiendo que «a las puertas de este templo, con las personas supervivientes, la Iglesia de Madrid quiere ponerse en marcha».
Ya en el interior de la catedral, el segundo momento de esta ceremonia ha sido un acto penitencial que ha comenzado con la firme declaración de la Iglesia madrileña de «mostrar su condolencia, su radical cambio de actitud, su decisión de mantener, ya y para siempre, esta nueva manera de afrontar el encubrimiento de los abusos». No solo en el caso de los sexuales, sino también en «los de conciencia y poder y los abusos espirituales».
Asimismo, la Iglesia madrileña ha «asumido con dolor la realidad de los abusos en su seno». Y se ha comprometido a seguir rindiendo cuentas sin dar por saldada su responsabilidad. «Emprenderemos senderos renovados que pasan por el reconocimiento, el acto de contrición, la oración, la reparación y la penitencia, tal y como nos pide el Evangelio. No queremos, no podemos, pasar página», han asegurado dos laicos.
La intervención del cardenal
Posteriormente, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha tenido una breve intervención en la que ha asegurado a las víctimas de abusos que «estáis en el corazón de nuestra Iglesia y ahí queremos que sigáis, aun cuando a veces no hemos sido responsables ni samaritanos con vuestro dolor». Según el cardenal, «gracias a vuestro testimonio valiente, vamos aprendiendo a mirar de otra forma, a escuchar, a llorar, a tomar medidas y a iniciar procesos de sanación y de purificación». Ha reconocido que «os debíamos este acto de reconocimiento y reparación». Y ha asegurado «todos los medios para seguir acogiendo y afrontando todo el sufrimiento injusto que habéis padecido».
Reconociendo también que «seguro que estáis cansadas y cansados de palabras huecas», ha ofrecido la ayuda de la Iglesia madrileña para «ayudar a alumbrar con vuestra voz un momento nuevo». «Es el tiempo de los hechos, de escuchar, de aprender, de reconocer y de reparar», ha sentenciado.
El cardenal Cobo ha dicho además que «nunca será suficiente lo que hagamos para reparar lo que ha sucedido», aunque también ha asegurado que las heridas de las víctimas «no serán en vano». «Gracias a vuestro tesón y valentía, nos hemos sentido urgidos a repensar muchas cosas y a purificar nuestros estilos de relación dentro y fuera de la iglesia», ha prometido.
Entre los nuevos mecanismos para evitar los abusos de poder, ha destacado «poner en marcha un modelo de funcionamiento eclesial menos clerical, más sinodal y corresponsable». Así como «un modelo en el que la transparencia y el buen trato sean la forma de funcionar».
El arzobispo de Madrid ha adelantado que «avanzaremos, sin retroceso posible y con medidas que no den lugar a equívocos». Además ha mostrado su empeño «en la formación adecuada de clérigos, religiosos y religiosas». Y también del laicado y de «todos los miembros de nuestra sociedad que en modo algún es ajena a esta tragedia como hemos comprobado».
«Nosotros, que nacimos al pie de una cruz, no abandonaremos a las personas crucificadas», ha prometido el cardenal. Y ha apuntado que «el Señor nos juzgará por lo que hicimos con las personas más vulnerables».
Como cierre del acto se ha procedido a la plantación en el recinto de la catedral de un nuevo olivo. «Con sus cicatrices, muestra el verdor perenne y nos enseña que es posible el milagro del consuelo del aceite y de la vida que se abre paso cuando las raíces abrazan firmes la tierra», ha explicado al respecto el cardenal. Lleva una placa que reza: «En memoria de todas las personas víctimas de abusos en nuestra Iglesia. “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40)».
En declaraciones a la prensa, el cardenal Cobo ha afirmado que los periodistas «habéis sido en muchos momentos valientes y ahora vemos con el tiempo que nos habéis ayudado a llegar a este momento». Ha descrito el acto de reparación de este lunes como «fruto de un proceso que iniciamos hace años y hemos querido hacer con las víctimas». «Desde el principio las hemos acompañado y ellas nos han acompañado», ha apuntado, insistiendo que «en este proceso de acompañamiento hemos descubierto también su valentía y ellas han preparado también este encuentro».
De hecho, el arzobispo de Madrid ha recalcado cómo «este no es solo un encuentro por las víctimas, es un encuentro con las víctimas, con todas las que hemos acompañado y con todo lo que han aportado para llegar a este momento». Preguntado por esta última petición de perdón, José Cobo ha recordado cómo «no es algo nuevo y el Papa Francisco y nosotros en muchos momentos hemos pedido perdón». Ha añadido que «también las propias víctimas entienden el perdón y quieren caminar con nosotros». A raíz de este acto, ha declarado que comienza «una nueva etapa» que consiste «no tanto en pedir perdón, que ya lo hemos hecho muchas veces y que está en nuestro corazón», sino en pedir «un perdón con conversión y ver cómo queremos caminar con ellos y abrir nuevos espacios dentro de la Iglesia». También para discernir «cómo su vida la vamos incorporando a las cosas que hacemos y nuestras actividades con la autoridad que nos han dado».
Según el cardenal, el reto para el futuro es «abrir caminos nuevos». «No se trata de decir: “olvidamos y empezamos una nueva etapa”». Ha pedido valorar «la sabiduría y autoridad de las víctimas». «Con todo lo que nos han aportado, con ese caminar y ese bagaje, queremos caminar como Iglesia». Ha subrayado cómo «no podemos decir “aquí no ha pasado nada”. Sí que ha pasado y queremos aprender desde su voz cómo actuar en nuestra forma de estar, de educar y nuestra forma de estar pendientes en la sociedad».
Preguntado por las indemnizaciones económicas a víctimas de abusos sexuales, el arzobispo de Madrid ha declarado que «ya estamos en el camino y lo estamos articulando». Ha explicado que «los procesos de articulación de todos los deseos son los más lentos». Y ha reivindicado que «estamos dando pasos desde la propia conferencia episcopal», de la que es vicepresidente. Ha adelantado que «estamos negociando entre todas la diócesis, también para tener una colegialidad, cómo vamos a hacer todos como Iglesia para aportar también en lo económico». Y ha insistido con fuerza en este «también» porque «hay otros pasos esenciales que hay que trabajar y seguir trabajando».
Finalmente, ha prometido que «ninguna víctima se va a quedar sin acompañamiento en total». «No podemos pensar solo en una indemnización, la Iglesia quiere acompañaras e integrarlas en su corazón con todo lo que supone».
Lidia Troya, responsable de primera acogida y coordinadora de atención de Proyecto Repara, ha explicado que el de este lunes «es un acto de reconocimiento y reparación a las personas víctimas de abuso en la Iglesia». «Es un acto que hemos preparado junto a la archidiócesis desde Repara con lo que estamos aprendiendo, los encuentros y la escucha a las víctimas», ha añadido.
Esta responsable de Proyecto Repara ha detallado que «hemos querido que el centro sean las personas víctimas». Hablando con los periodistas, ha dicho: «No sé si habéis escuchado alguna vez el testimonio de una persona víctima, pero normalmente se han visto abocadas al silencio, al olvido, a una soledad tremenda y mucha gente le ha dicho “tenéis que pasar página”». «Por eso, el lema de este acto es “no queremos pasar página”», ha sentenciado.
Por último, ha reivindicado que «las víctimas, para sanar, necesitan hablar. El olvido no ayuda a sanar». «Es necesaria la memoria, el reconocimiento y la reparación», ha exigido. «De ahí un acto como este».
Valentín Rodil, coordinador de la atención terapéutica de Repara, ha declarado a la prensa antes del inicio del acto que lo «hemos preparado con bastante ilusión, fuerza y acompañamiento, guiados por la palabras de las víctimas, que es lo primero que vamos a tener».
Este terapeuta les ha adelantado que el acto de reparación estaba compuesto por «tres partes que se corresponden con la fuerza de su palabra, una palabra silenciada que en pequeños fragmentos nos va a llegar a través de otros lectores». Ha explicado que «para las personas que nos han dado estas palabras supone la visibilización de lo que han vivido». «Para nosotros es el aprendizaje de lo que supone entender lo que han pasado», ha añadido.
Rodil ha descrito el acto como «duro y necesario, pero no es ni por menos que lo que estas personas han pasado». Ha narrado cómo «llevamos unos años acompañándolas y aprendiendo de ellas un montón, de todo lo que pueden dar de sí». Ha valorado que «sus palabras son sin duda lo más valioso». Y ha adelantado que «diez lectores van a hacer lectura de esos testimonios». «Cada testimonio lo vamos a acompañar en silencio», ha añadido.
El responsable de Proyecto Repara ha explicado también a los periodistas cómo durante el acto penitencial, en el interior de la catedral de la Almudena, «el obispo va a acogernos de manera austera en nombre de la Iglesia de Madrid con todas las personas que han querido venir». «Vamos a hacer una petición de perdón a Dios, a las personas y a las víctimas por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado pasar».
Como tercer momento del acto se producía «el momento de compromiso». En efecto, «este acto de reparación y reconocimiento es también de compromiso». Citando a su compañera Lidia, Valentín Rodil ha resaltado la necesidad de «no pasar página, no mirar para otro lado, no permitir que esto pase». «Y cuando pase, que estemos ahí realmente siendo ágiles y sensibles».
Finalmente, ha adelantado cómo «el obispo tendrá unas palabras después de la proclamación del Evangelio y haremos el gesto de encender un pebetero delante de un olivo que va a permanecer aquí con una placa para que no perdamos la memoria de esto y también como un signo de paz».
Al concluir su intervención, Rodil ha subrayado que «para las personas que han pasado por Repara y han sufrido abusos, esto está suponiendo todo un rompecabezas que recomponer pieza a pieza para poder entender». A título personal, ha dicho a los periodistas que «estoy contento de que estéis aquí para participar de verdad y vivir con toda la hondura este acto».