«Las personas con discapacidad intelectual no somos ángeles»
Alejandro recibió la Comunión y la Confirmación gracias al Sínodo diocesano de Valencia, donde sus padres conocieron a la que sería su catequista, también con discapacidad
El primer encuentro entre el Papa y Pedro Sánchez duró 35 minutos. El que mantuvo con Yolanda Díaz, unos 40. La recepción que Francisco brindó el 27 de marzo al joven valenciano con discapacidad cerebral, Alejandro Planells, sin embargo, se extendió hasta los 45 minutos. «Fue un encuentro de lo más entrañable. El Papa estuvo muy cercano», explica Daniel Planells, padre de Alejandro. El Pontífice se dirigió en primer lugar hacia el joven. «Lo saludó, le hizo algunas sencillas preguntas y estuvo muy atento a unos regalos que le habíamos llevado»: un dibujo en el que se ve a los compañeros del centro de día al que acude Alejandro entregando al Papa un bufanda del equipo San Lorenzo de Almagro, o un álbum de fotos de todos los sacramentos que ha recibido el joven.
Precisamente, la Primera Comunión y la Confirmación, recibidas por Alejandro el pasado 19 de diciembre, motivaron este encuentro con el Santo Padre, en el que también participó el arzobispo de Valencia y la catequista de Planells, María del Carmen Cervera, virgen consagrada que tiene una parálisis cerebral, aunque de menor grado.
«En Tierra Santa me compré una patena, el copón… y en Fátima, el corporal y el resto de cosas», asegura la catequista. Entonces, en cada catequesis que se celebró en el palacio arzobispal de Valencia –por una cuestión de accesibilidad–, «yo le explicaba cada momento de la Misa y cogía los elementos que correspondían». Luego, «comentaba las palabras del sacerdote, y el papá, que es quien interpreta a Alejandro, me decía que lo entendía. En realidad, está acostumbrado a ir a la Eucaristía con su familia», asegura Cervera, cuya tesina para la licenciatura en Ciencias Religiosas fue sobre el ritual de iniciación cristiana para adultos (RICA) adaptado a personas con discapacidad.
Para la catequista, es imprescindible rechazar esta idea de que las personas con discapacidad intelectual no hace falta que reciban sacramentos porque «son ángeles». «No somos ángeles, somos personas creadas por Dios con una vocación concreta», asegura esta virgen consagrada, que también arroja luz sobre el tema de la consciencia ante los sacramentos: «Mucha gente puede pensar que si una persona no es plenamente consciente no está preparada para recibir un sacramento, pero los sacramentos de iniciación cristiana se imparten a niños que aún no son conscientes plenamente de lo que se les otorga». Aún así, «reciben una gracia en su vida espiritual. Igual que las personas mayores a las que se les lleva la comunión a casa y no están bien del todo».
Alejandro Planells nació hace 36 años después de «un embarazo totalmente normal», recuerda su madre, Fina Medina. No fue hasta la revisión del pediatra, en los primeros días de vida del pequeño, cuando se dieron cuenta, en primer lugar, de que «tenía el paladar blando abierto». A partir de ahí se sucedieron las pruebas hasta que le diagnosticaron una parálisis cerebral, algo que la familia, que pertenece al Camino Neocatecumenal, decidió afrontar desde su profunda fe católica. «Con el sufrimiento pertinente, pero esto nos ha ayudado a entender que tenía sentido lo que estaba ocurriendo, porque era lo que Dios quería para nosotros», subraya Medina.
La fe también llevó a Daniel y Fina a bautizar de pequeño a Alejandro y a llevarle, como a sus otros cuatro hermanos, a las celebraciones parroquiales. El tema de la Primera Comunión y la Confirmación se dilató algo más en el tiempo, no por falta de voluntad de los padres, sino por el desconocimiento que existe en la Iglesia sobre cómo proceder con estas personas. «Aunque es verdad que el Señor nos puso en el camino a varias religiosas y sacerdotes que nos ayudaron a dar pasos para que nuestro hijo pudiera recibir estos sacramentos», reconoce Fina. El definitivo fue cuando el matrimonio, que lleva 45 años casado, escuchó una ponencia de María del Carmen Cervera sobre la pastoral con personas con discapacidad durante el Sínodo diocesano de Valencia. «Al terminar, nos acercamos a ella, le expusimos nuestro caso y se convirtió en la catequista de Alejandro», concluye Daniel Planells.