Las iglesias que no parecen iglesias
El arquitecto David García-Asenjo recorre en un libro las principales obras de la arquitectura religiosa contemporánea, que incluye paradas en templos de Miguel Fiscac, Rafael Moneo, José Luis Fernández del Amo o Ignacio Vicens
Las iglesias siempre han sido un elemento central de la arquitectura, que cada sociedad ha hecho avanzar según los cánones establecidos. También en nuestro mundo contemporáneo, los templos han conseguido hacerse un hueco, fundamentalmente en las ciudades, donde ya no son el elemento predominante y dominador de antaño, sino lugares de refugio, contemplación y recogimiento. Espacios que van más allá de los muros, que miran a la ciudad, que ofrecen espacios de relación y crean ambientes perfectos con muy pocos elementos y mucha luz. Es la arquitectura religiosa contemporánea la que puebla las calles y ante la que la mayor parte de la población pasa de largo, sin reconocer su valor y su propuesta. Quizás tiene que ver con esta frase tan citada que dice que «lo que no se conoce, no se ama». Puede ser, por tanto, que esa indiferencia y, en ocasiones menosprecio, tenga que ver con el desconocimiento.
Manual de instrucciones
Este es uno de los motivos por los que el arquitecto David García-Asenjo Llana ha plasmado en un libro algo que ha estudiado en profundidad: la arquitectura religiosa contemporánea española. No en vano ha sido el objeto de su tesis doctoral. La obra que ahora publica —editada por Libros.com— y titula Manifiesto arquitectónico paso a paso. Un ensayo sobre la arquitectura contemporánea a través de las iglesias podría clasificarse como guía o manual de instrucciones de los proyectos de unos cuantos templos —la mayoría en Madrid, ciudad natal de García-Asenjo— realizados por arquitectos de la talla de Miguel Fisac, Rafael Moneo, José Luis Fernández del Amo, Rodolfo García-Pablos o Ignacio Vicens. Templos que se enmarcan en dos etapas diferenciadas: entre los años 40 y 70, y entre los 90 y la actualidad.
El autor, entregado a la divulgación a través distintos medios de comunicación y de las redes sociales, analiza los templos teniendo en cuenta su posición en la ciudad, la estructura del lugar de celebración, la imagen de la edificación, el lugar de celebración, la liturgia o la luz, entre otros. Así, propone una serie de recorridos por iglesias —algunos los llama directamente paseos, porque así se pueden hacer— donde se analizan estas cuestiones.
Por ejemplo, en el primer capítulo, «Nueva posición en la ciudad», propone una ruta que comienza en la iglesia del Espíritu Santo (Fisac) de la calle Serrano de Madrid, y visita templos como San Agustín, la basílica hispanoamericana de Nuestra Señora de La Merced, los Sagrados
Corazones, Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora de la Araucana, Nuestra Señora de la Luz y Nuestra Señora de la Magdalena. El propio autor reconoce en el libro que es uno de sus paseos favoritos, porque empieza y termina en Fisac, «uno de los arquitectos que más trabajaron la arquitectura sacra en España»; porque incluye una de sus iglesias preferidas, la de Nuestra Señora de la Luz, y porque, al mismo tiempo que se contemplan los edificios religiosos, se podrán admirar dos obras maestras de la arquitectura civil: el gimnasio del colegio Maravillas de Alejandro de la Sota y la antigua sede del BBVA en Azca, una torre diseñada por Francisco Javier Sáenz de Oíza.
En este acercamiento a la arquitectura contemporánea religiosa que nos propone David García-Asenjo descubriremos cómo impactó el Concilio Vaticano II en los proyectos de iglesias, y como esas orientaciones —las básicas se mantienen— se han ido difuminando hasta llegar a un estadio en el que lo que predomina es la libertad del arquitecto. «Esto no está mal», dice García-Asenjo en entrevista con Alfa y Omega, pero la disparidad de criterios hace que sea más difícil reconocer los edificios como iglesias, de la misma forma que se hacía en siglos anteriores, por ejemplo, con la disposición basilical». O las razones por las cuales un arquitecto decidió que el templo no esté orientado hacia el este, como se solía hacer tradicionalmente.
José Luis Fernández del Amo, 1966-1967
La parroquia Nuestra Señora de la Luz, escondida en una pequeña calle de árboles y casas bajas en el barrio de Hispanoamérica de Madrid, es uno de los templos favoritos de García-Asenjo. Tiene su razones, pues el templo, obra de José Luis Fernández del Amo, se integra de forma sencilla en el lugar, con la disposición natural de todos los elementos, la luz cuidada y un ambiente muy acertado. «Genera un clima perfecto para la celebración con muy pocos elementos», reconoce.
La cuestión de la luz
También se podrá comprobar cómo la iglesia de los Sagrados Corazones, colindante con el Santiago Bernabéu, tiene la misma extensión en planta que la basílica de San Francisco el Grande o cómo resuelven los diferentes proyectos la cuestión de la luz. Unos lo hacen a través de vidrieras y otros a través de lucernarios que destacan —es el caso de la iglesia del Buen Pastor en Ponferrada, a través de luces cenitales— los elementos más importantes del templo: altar, sede, baptisterio, ambón… También los puntos en común de la catedral de Los Ángeles y la iglesia del Iesu en San Sebastián, ambas de Rafael Moneo.
El texto de García-Asenjo no tiene mayor pretensión que suscitar el interés por la arquitectura contemporánea, así como su conocimiento. «Tiene su valor y responde a su tiempo. Solo hay que hacer un esfuerzo por comprenderla, pues tiene su significado y sigue una tradición, no todo son caprichos del arquitecto», concluye.
Sagrados Corazones, en Madrid.
Rodolfo García-Pablos, 1961-1965
Santa Ana, en Madrid.
Miguel Fisac, 1965-1966
San Jorge, en Pamplona.
Jesús Leache y Fernando Tabuenca, 2000-2008
Iglesia del Iesu, en San Sebastián.
Rafael Moneo, 2007-2011
Iglesia del Buen Pastor, en Ponferrada.
Ignacio Vicens y José Antonio Ramos, 2005-2011