Las Hijas de Jesús y las mujeres de... la libertad
Las jesuitinas comienzan el año jubilar por el 150 aniversario de su fundación
Ana García define la casa de acogida para inmigrantes que las Hijas de Jesús tienen en Roquetas de Mar, junto con las ursulinas y algunos laicos –todos ellos integrados en la asociación Nakani–, como un lugar de descanso. «Los migrantes necesitan un respiro después de una experiencia traumática como es llegar a España», asegura la religiosa. «Muchos de ellos han perdido por el camino a compañeros que han muerto en el mar». Además, «sueñan con una península muy distinta a la que se encuentran en realidad», y eso «es muy duro a nivel psicológico». Ante esta situación, las religiosas brindan desde 2008 el necesario acompañamiento humano, pero también talleres de castellano, lectura, escritura, sanidad o higiene.
La asociación, sin embargo, se conjuga principalmente en femenino. Su mismo nombre está puesto en honor de una mujer africana, Nakani, que murió en el parto y fue una de las primeras beneficiarias de la entidad. «Atendemos a las mujeres que no tienen acceso a ningún otro recursos», explica García.
- 2 de abril de 1869. Juana Josefa Cipitria recibe la luz fundacional.
- 8 de diciembre de 1871. Fundación de las Hijas de Jesús.
- 3 de abril de 1872. La congregación es declarada de derecho diocesano.
- 30 de julio de 1901. Las Hijas de Jesús son declaradas congregación de derecho pontificio.
- 3 de octubre de 1911. La congregación se expande a Brasil, primer país fuera de España.
- 9 de agosto de 1912. Muere la madre Cándida en Salamanca.
- Noviembre de 2003. La congregación crea FASFI, una ONG para el desarrollo.
- 17 de octubre de 2010. La fundadora es canonizada por Benedicto XVI.
Las beneficiarias también encuentran en la asociación una casa de acogida y los mismos talleres que los hombres, además de uno específico de costura «que las ayuda a desahogar la economía familiar realizando sus propias piezas textiles» e incluso «realizar pequeños encargos». Pero si en los hombres destaca la palabra descanso, en las mujeres lo hace la palabra libertad. «Para ellas es muy difícil y muy novedoso tener un espacio propio». Las mujeres africanas, principalmente las marroquíes, «viven permanentemente como mujeres de o como madres de. Poder tener un momento para ellas lo viven como un espacio de crecimiento y de libertad».
Con este mismo espíritu femenino, madre Cándida –Juana Josefa Cipitria y Barriola– fundó a las Hijas de Jesús el 8 de diciembre de 1871 en un momento histórico, como fue la España del siglo XIX, en el que «no había espacio para la educación de la mujer», asegura la actual superiora general, la hermana Graciela Francovig. En este sentido, el nacimiento de la orden fue «una verdadera respuesta a favor de la mujer en la sociedad del momento».
Desde entonces, estas religiosas de espiritualidad ignaciana llevan un siglo y medio entregadas principalmente a la labor educativa –cuentan en la actualidad con 24 colegios en España–, pero también a la atención de los más necesitados –como hace la asociación Nakani– porque «donde no hay sitio para los pobres no hay sitio para mí», solía decir la fundadora.
Hoy las hijas de Jesús cuentan con 721 hermanas en 17 países distintos y se encuentran celebrando desde este 8 de diciembre un Año Jubilar con el lema Un carisma vivo, un camino compartido, con motivo del 150 aniversario de la fundación de su instituto religioso. «Es un momento de mucha alegría y gratitud por la fidelidad de tantas hijas de Jesús que en estos años mantuvieron vivo el carisma fundacional», asegura a este semanario la hermana Graciela Francovig, superiora general de las jesuitinas desde mayo de 2019. Argentina de 55 años, Francovig habla de «cuatro aspectos» que le «gustaría» que la congregación tuviera «muy presentes» a lo largo de este jubileo: «Ser agradecidos, cuidar unos de otros, vivir en esperanza y tener siempre un horizonte universal».
De cara al futuro, la superiora general aspira a que terminen «este año de gracia animadas, impulsadas, renovadas y más unidas», atendiendo a las necesidades más acuciantes y «abriendo caminos junto a los laicos». Que alentemos la esperanza en este duro momento para la humanidad, concluye Francovig, «y que esta esperanza se transforme en caridad que obra».
La apertura del Año Jubilar, que tuvo lugar en Salamanca, contó con la participación por videomensaje del Papa Francisco. «No tengan miedo a revisar la hoja de ruta y ver qué decisiones nuevas tienen que tomar, qué cosas tienen que dejar de lado, pero siempre mirando el carisma fundacional», pidió el Pontífice a las religiosas. Asimismo, alentó a las Hijas de Jesús a «meterse en todos los ámbitos que están gritando la necesidad de un anuncio evangélico».