Las Hermanas Hospitalarias piden en el Día de la Salud Mental «que las empresas nos ayuden a insertar» - Alfa y Omega

Las Hermanas Hospitalarias piden en el Día de la Salud Mental «que las empresas nos ayuden a insertar»

Sor Isabel Martínez denuncia la estigmatización a los perfiles con los que su congregación trabaja desde hace casi 150 años

Rodrigo Moreno Quicios
Las Hermanas Hospitalarias con colaboradores y laicos durante su XXII Capítulo General, celebrado este año
Las Hermanas Hospitalarias con colaboradores y laicos durante su XXII Capítulo General, celebrado este año. Foto: Hermanas Hospitalarias.

«La sociedad ha cambiado mucho y hemos bajado del pedestal a los sanitarios. Están para preguntarles, acoger y escuchar. En el estilo y el modo, somos más sensibles que en otros tiempos». Es la opinión que expresa a Alfa y Omega la hermana hospitalaria sor Isabel Martínez, directora del Hospital Aita Menni, en el distrito guipuzcoano de Mondragón y especializado en la atención a personas con problemas mentales. A su juicio, esta mayor consideración hacia los pacientes es uno de los principales avances de la psiquiatría en los últimos años. Aunque hay muchos más, como el desarrollo de fármacos «mucho menos agresivos que los que había antes». Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental que se celebra este jueves, reivindica su carisma, consistente en que «hay que estar con los débiles y los que no tienen defensa». 

Para esta fecha, las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús han lanzado una campaña titulada Su lucha también es nuestra. «Queremos comprometernos, un año más, a ser agentes de cambio, ofreciendo un espacio de acogida y cuidado para todos aquellos que enfrentan desafíos en su bienestar mental», declara en un comunicado sor Idilia Carneiro, Superiora general de la congregación. «La salud mental es un derecho y una prioridad que debemos defender juntos», añade. 

Por su parte, sor Isabel Martínez pide como principal medida para una mejor atención a las personas con problemas de salud mental «emplear a todos los trabajadores sociales». Y encarga a «las empresas que nos ayuden a insertar» laboralmente a las personas para las que un trabajo mejoraría su situación. «Muchos podrían trabajar y, cuando hablo con algunos empresarios en esta zona, que hay bastantes, hay quien me dice “es que me van a complicar la vida”». Denuncia la estigmatización de estos perfiles y narra cómo algunos empleadores le llegan a decir que, «si van a hacer lo mismo que otra persona, les tengo que pagar lo mismo, y si les tengo que pagar lo mismo, prefiero coger a otro». 

Casi 150 años atendiendo la salud mental 

Sor Isabel cuenta cómo el Hospital Aita Menni que dirige —anteriormente Casa de Salud de Santa Águeda— lleva funcionando desde 1898 y gestionado desde el principio por su congregación. «Nacimos en 1861 para atender a las mujeres con enfermedad mental y desde entonces la psiquiatría ha dado muchos pasos en pro de esa mejora». 

En cuanto a su modo de trabajar, explica que, aunque este área de la salud requiere una especialización y una prudencia cruciales, «podemos hacer de todo porque casi todo está sin hacer». Por último, considera que «cualquier aspecto que se trabaje viene bien», aunque «cada persona está en un momento de su enfermedad y no valen cosas iguales para personas diferentes». 

«Todo puede y debe ir de la mano»

Ana Lacasa es una de las terapeutas de Lumen Psicólogos, un equipo de especialistas «con un enfoque integrador». Ella y sus compañeros aspiran a conjugar «la dimensión biológica, psicológica, social y espiritual» de las personas que pasan por su clínica. «Todos son afluentes de la propia identidad de la persona y van hacia el amor, que es la dinámica que mueve la vida», sentencia.

Pese a la preocupación por la dimensión espiritual de quienes atienden, Lacasa martiza que «somos un centro aconfesional» que también tiene como meta «llegar a todas las personas que no comparten la fe católica». «Cuando algo es verdad, no hace falta hablar de ello sino vivirlo», considera. Y como profesional, procura no mirar a las personas «como un síntoma ni una conducta que debe corregirse». «La práctica nos dice que esta es la visión que sana», añade.

Sin que sea un requisito para las personas sin convicciones religiosas ni un sustituto en ningún caso a la ayuda profesional, Ana Lacasa define como «esencial una dirección espiritual para una persona católica». «Para llevar unidad de vida, hay que cuidar esas dimensiones», recomienda.

También advierte de que «hay que ser crítico a la hora de saber adónde acudir dependiendo de cada problema». Por ejemplo, «cuando la dimensión psicológica está gravemente perjudicada, hay obstáculos que no corresponde atender a un sacerdote sino en terapia psicológica». Pero en cualquier caso subraya que «todo puede y debe ir de la mano».

Finalmente, como reivindicación con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, señala que «nos herimos y sanamos en relación», por lo que pide «ser conscientes del poder que tienen las personas en sus relaciones interpersonales para hacer bien a otros». «Creo que reivindicar la salud mental desde el individualismo es contradictorio», concluye.