«Las hermanas combonianas que lograron sobrevivir están bien»
El obispo de Nacala confirma a Alfa y Omega que la religiosa española, las niñas con las que escapó al bosque y los sacerdotes italianos están a salvo tras ser atacadas en la madrugada del martes por terroristas
La religiosa española y los dos sacerdotes italianos de la misión católica de Chipene están fuera de peligro. La comboniana murciana Ángeles López se encuentra descansando en la casa provincial de su congregación en Nampula. Los presbíteros se encuentran en una misión cercana también, reponiéndose del suceso. Y las niñas de acogida a las que pudieron salvar entre todos ya están de camino a otras zonas seguras de la diócesis. Lo ha confirmado a Alfa y Omega el obispo de Nacala Alberto Vera, que es el titular de la diócesis mozambiqueña atacada en la madrugada del martes por un grupo de terroristas.
«Las hermanas combonianas que lograron sobrevivir están bien. Lo han pasado muy mal. No sabían si iban a matar a los padres italianos y, gracias a Dios, están vivos. Ahora están en una misión cercana y mañana vienen a vivir aquí», informa el prelado en una entrevista que ha sido posible gracias a Obras Misionales Pontificias (OMP). «A las niñas las estamos dividiendo según su lugar de procedencia. Hay siete que son de Nacala y tienen familia y las estamos trasladando hasta aquí. El resto irán a Nampula a otra misión de las religiosas».
La mala noticia, más allá de los cuantiosos daños materiales —«los terroristas lo incendiaron todo, la iglesia, el centro de salud, la casa de los padres…»— es el asesinato de la misionera italiana Maria de Coppi. «Era una hermana de corazón pacífico. Daba gusto hablar con ella. Llevaba aquí cerca de 60 años y dos terceras partes las pasó en Chipene. Llamaba la atención la cercanía que tenía con el pueblo. Hablaba la lengua local y eso le hacía poder estar muy próxima a un pueblo pobrísimo», recuerda Vera.
Amparadas por la noche
El ataque, según el obispo, se produjo sobre las 21:00 horas. Un grupo de entre cinco y ocho terroristas entraron en la misión y sembraron el pánico. «Primero atacaron la casa de las hermanas». En ese momento, «una de ellas estaba hablando con una sobrina. Hubo gritos y le pegaron un tiro en la cara». Seguidamente, los atacantes prendieron fuego a la casa y «eso permitió escapar a la religiosa española. Se fue directa al hogar de las niñas», relata Vera.
En la misión quedaban algunas jóvenes estudiantes a las que no habían podido mandar con sus familias, bien porque no tienen, bien porque están muy lejos. Ángeles López entró en el hogar, donde se había quedado otra religiosa, y todas juntas escaparon hacia el bosque. Es una zona en la que no hay electricidad, «así que la oscuridad hizo que los terroristas no pudieran encontrarlas», explica el obispo.
Tras el ataque a las hermanas, los terroristas se fueron a por los sacerdotes italianos. Estaban en su casa en ese momento, cuando irrumpieron los atacantes. «Pudieron refugiarse en sus cuartos. Los terroristas lo revisaron todo salvo esas habitaciones. Sabían que estaban allí, pero les dejaron y prendieron fuego a la casa con ellos dentro». Gracias a Dios, subraya Vera, «encontraron una salida y también pudieron esconderse en el bosque».
«Esperando lo peor»
Mientras tanto, el obispo se encontraba a cientos de kilómetros de allí. «Se trata de una misión al norte que tiene más de 1.000 kilómetros cuadrados». De hecho, el Ejército, que venía siguiendo la pista de los terroristas, no llegó hasta las 10:00 horas del martes. «Lo estamos pasando muy mal. Aquella noche la pasé despierto esperando lo peor. Habían cortado la línea telefónica y no supimos nada de ellos hasta la mañana siguiente», asegura Vera.
Cuando se restablecieron las comunicaciones, «nos enteramos de que se habían salvado dos religiosas, los niños y los sacerdotes italianos». Pero el prelado de Nacala no se quedó de brazos cruzados a la espera de noticias. «Envié a dos padres de una misión cercana. Les dije que se acercaran con cuidado, porque se podían encontrar con terroristas, y que vieran qué estaba pasando».
Estos enviados informaron a Vera de la situación sobre las 11:00 horas. Estaban ya celebrando el funeral de Coppi, que va a ser enterrada en el cementerio que las combonianas tienen en el centro de la diócesis. Estos padres, junto con otro coche que esperó en el camino, fueron los encargados de trasladar a todos a un lugar seguro.
Condolencias de CONFER
Tras conocer el ataque, el secretario general de CONFER, Jesús Miguel Zamora, ha enviado un comunicado a las hermanas combonianas en el que asegura que el suceso «nos deja a todos con el corazón encogido y elevamos al Padre bueno una oración por el eterno descanso» de Maria de Coppi.
Asimismo, «hacemos llegar nuestras condolencias a todas las hermanas y, en especial, a las de la comunidad de Chipene, en Mozambique».
Nuestra oración, concluye Zamora, «no le devolverá la vida a la hermana Maria, pero seguramente ayudará a paliar el dolor que se siente cuando una hermana nos deja en situaciones trágicas».
Desde la CONFER reiteran su deseo «de un mundo en paz, donde la convivencia pacífica sea el arma que nos permita seguir construyendo fraternidad, como la hermana Maria y el resto de hermanas de la comunidad han hecho siempre».