Las grandes tareas de Francisco

A pesar de sus 87 años y de que las rodillas le fallan, el Papa Francisco manifiesta una vitalidad física y un vigor espiritual asombrosos a esa edad. Su programa de trabajo diario aplastaría a dos personas de 40 años. Y los problemas que afronta, de la Iglesia y del mundo, robarían el sueño o la sonrisa a casi cualquier ser humano.

Aunque «cada día tiene su afán», el Papa se concentra en grandes tareas: sucesor de Pedro a la cabeza de los apóstoles, ahora los obispos; líder espiritual de los católicos y, en la práctica, del mundo entero desde los tiempos de san Juan Pablo II; promotor de la unidad de los cristianos y de la armonía entre las religiones; defensor de los más débiles de la familia humana; promotor de la paz entre países y la convivencia en las sociedades; protector de la naturaleza creada por Dios y rejuvenecedor de la Iglesia mediante la escucha a los fieles y la entrega de responsabilidades a mujeres y laicos en general.

En ese cuadro, que agota solo con mirarlo, Francisco tiene entre sus prioridades el Sínodo de la escucha, como la de Jesús a dos discípulos totalmente decepcionados en el camino de Emaús; la preparación del Jubileo 2025, centrado en Jesucristo; el rodaje de la nueva Curia vaticana, reformada en la línea de los primeros cristianos; la renovación de las familias espirituales, muy avanzada desde las órdenes religiosas a los movimientos laicales y, ahora, la de los seminarios.

Sin hacer ruido, pero sin pausa, el Papa continúa sus cuatro grandes limpiezas: la del carrerismo, casi lograda gracias a medidas concretas como la supresión de ascensos o la limitación temporal de los cargos en el Vaticano; la del clericalismo, que está costando un poco más, pero avanza ahora de la mano del Sínodo; la de la corrupción, con la ayuda del Tribunal del Vaticano, y la de los abusos sexuales a menores, dando ya prioridad a la escucha y a la ayuda a las víctimas.

Esta larga lista puede cansar al lector. Sin embargo, con la ayuda de Dios, el Papa Francisco no se cansa.