Las familias toman Torreciudad para reunirse con la Virgen - Alfa y Omega

Las familias toman Torreciudad para reunirse con la Virgen

Tras dos años de parón por la pandemia, el santuario acoge este sábado la Jornada Mariana de la Familia. «Es como ir a casa de la Virgen a una fiesta», dice Guillermo Luquin

José Calderero de Aldecoa
La familia Luquin Capapé, en 2017, durante la Jornada Mariana de la Familia. Foto cedida por Luquin Capapé.

El santuario de Torreciudad volverá acoger este sábado, 17 de septiembre, la Jornada Mariana de la Familia. Es, sin duda, una ocasión especial. No solo porque la pandemia obligara a cancelar esta celebración ­­—a la que suelen acudir miles de personas— los dos últimos años, sino también porque se trata de la edición número 30. De todas ellas, «yo creo que he podido ir a unas 20», calcula a vuelapluma el pamplonica afincado en Madrid Guillermo Luquin, que ha participado de casi todas las formas posibles. «La primera vez que fui, tenía apenas 1 año. Me llevaron mis padres. Con mi familia íbamos todos los años». Luego Guillermo acudió «como voluntario, cuando ya estaba en la universidad. A colocar sillas, orientar a la gente y esas cosas…». Ahora lo hace como padre, junto a su mujer, Rocío Capapé, y sus cuatro hijos. «Como es en septiembre, al inicio de curso, aprovechamos para pedirle a la Virgen por el año y para ponernos en sus manos». Y añade: «Es como ir a la casa de la Virgen a celebrar una fiesta por las familias por todo lo alto». La anfitriona, por su parte, «no se deja ganar en generosidad», asegura Luquin. «Con la experiencia de los años me doy cuenta de que vuelvo renovado. Es como un refrescar la fe, la ilusión y las ganas por tener una vida más enfocada en Cristo».

Un enfoque, sin embargo, que Guillermo no podrá realizar con la cámara fotográfica que los Reyes Magos le regalaron en la última Navidad. «Pensaba que no iba a saber valorar lo suficiente la cámara y hablamos con Sus Majestades para cambiarla por un viaje a Torreciudad de un fin de semana». La familia Luquin Capapé pudo disfrutar de su regalo en febrero de 2022. «Por la COVID-19, llevábamos casi tres años sin ir y ya teníamos ganas. Pudimos ver los nuevos espacios museográficos, detenernos con más calma en la ermita y también disfrutar de ese enclave natural tan bonito», recuerda Guillermo, que en unas pocas horas partirá de nuevo hasta el santuario junto a su familia para participar en la jornada. «En esta ocasión saldremos el viernes, haremos noche en Zaragoza y ya al día siguiente iremos a Torreciudad», concluye.

Allí ya está todo preparado. De hecho, el santuario ha ido recuperando paulatinamente el número de peregrinos habituales y las fiestas que suele acoger durante el verano, como el tradicional pesaje y presentación a la Virgen de los niños nacidos en los últimos doce meses. El acto reunió, el 21 de agosto, a 22 familias procedentes de la zona y de ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla.

Ángel Lasheras revisando la preparación física del santuario de cara a la jornada. Foto: Prensa Torreciudad.

Para la Jornada Marina de la Familia, que será presidida en esta ocasión por el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, se esperan muchas más. «Estamos poniendo gran interés en convocar a la gente y la verdad es que muchos están confirmando su asistencia», asegura Ángel Lasheras, que será la primera ocasión en la que participe en la Misa y en el rosario como rector del santuario. Más allá del número de asistentes al encuentro, a Lasheras lo que le interesa es «que todos los que llenemos la explanada de Torreciudad le digamos a la Virgen que la queremos un montón». «Y cuando hacemos esto, nos damos cuenta de que Ella nos quiere muchísimo más», asevera.

Otro deseo del rector es que Torreciudad se posicione definitivamente como «el santuario de las familias». Según el sacerdote, «estamos en un momento en el que la familia, siendo el soporte de la sociedad, es una institución totalmente atacada. Hoy se encuentra en el punto de mira». Pero Ángel Lasheras no se resigna a esta realidad y aspira a que el templo pueda ser bálsamo ante todos esos ataques. «Yo me quedo con la imagen de las familias que han venido por aquí. Ves a los chavales felices, y también a los padres y a los abuelos», concluye.