Las campanas de Teruel tocan a arrebato por la supervivencia de la provincia

Miles de personas han salido a la calle este domingo en Zaragoza bajo el lema Salvemos Teruel para reclamar más inversiones en infraestructuras y otros servicios esenciales para el futuro y la supervivencia de la provincia turolense.

Más de cien colectivos, administraciones, entidades y organizaciones sociales, políticas y empresariales se han adherido a esta protesta de la plataforma Teruel Existe, que lucha contra la despoblación de la provincia.

El obispo de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez Cantero, también ha mostrado su apoyo a la convocatoria. De hecho, la manifestación comenzó el domingo a las 11:00 horas después de que los campanarios de la diócesis tocaran a arrebato a petición del prelado.

De esta forma, monseñor Gómez Cantero ha decidido sumarse a esta causa «por la dignidad de este pueblo de Teruel que agoniza y parece que lo que se hace es insuficiente para evitarlo». En este sentido, el obispo recordó recientemente en una carta «la sequía que nos ha tenido angustiados al borde del precipicio», «la desolación de nuestros pueblos ya enmarcados en el subdesarrollo», «un ferrocarril con trazado decimonónico» o «la asistencia sanitaria obsoleta».

En la misiva, el prelado reconoció que en Teruel «somos pocos», pero «tenemos los mismos derechos que el resto de los españoles» y «la misma dignidad humana». Asimismo, «creemos en la distribución de riquezas» y «en nuestros potenciales», y «sabemos que habitamos una tierra dura, con climatologías extremas, pero nuestra historia nos avala, y la cantidad de personas que han luchado por esta tierra y este pueblo».

Antes de concluir, Antonio Gómez Cantero hizo alusión a la reciente visita a la zona del hijo del presidente de Estados Unidos, que recorrió diferentes localidades en una expedición de caza. «No queremos quedar tan solo como una zona cinegética para que vengan los hijos de los presidentes de EE. UU.», aseguró.

Ante tanta indiferencia, concluyó, «nuestro pensamiento y nuestros grito es uno: reconversión sí, aniquilación no».