Las ADF asesinan a más de 40 personas en R. D. Congo, la mayoría en una iglesia

Las ADF asesinan a más de 40 personas en R. D. Congo, la mayoría en una iglesia

El Papa León XIV asegura que el ataque de esta milicia, con un vínculo difuso con el Estado Islámico, «nos insta aún más a trabajar por el desarrollo humano integral» de la región

María Martínez López
Coches quemados en Komanda.
Además del ataque en el interior del templo las ADF quemaron coches y otros bienes de Komanda. Foto: MDN News.

Más de 40 personas, muchas de ellas fieles católicas, fueron asesinadas el fin de semana en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC). Ocurrió en la noche del sábado al domingo y según una ONG local se cree que los responsables son las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), una milicia con vínculos difusos con el Estado Islámico (EI).

«Fue un acto de sabotaje orquestado por los rebeldes de las ADF en pleno centro comercial de Komanda (en la provincia de Ituri). Perdimos a más de 40 personas, la mayoría de ellas, cristianas católicas», relató a la prensa Christophe Munyanderu, coordinador de la Convención para el Respeto de los Derechos Humanos (CRDH), según recoge EFE. Fuentes de la Iglesia local estiman que los fallecidos son 44, aunque «el número de muertos puede ser mayor; todavía no se sabe con exactitud».

Según reportan medios congoleños, el ataque se produjo cuando las víctimas se habían reunido en una sala de la parroquia Beata Anuarite para celebrar un acto religioso. Una veintena de ellas fueron asesinadas con arma blanca. Durante el asalto, varias casas y establecimientos comerciales de la zona fueron incendiados. Más tarde, se encontraron cuerpos calcinados en su interior, mientras algunas personas siguen desaparecidas, alertó Munyanderu.

El miedo a nuevos ataques llevó a algunas personas a desplazarse a otras partes de Komanda, donde reinan el desánimo y el temor. Frente a esta situación, el coordinador de la CRDH pidió que las fuerzas de seguridad congoleñas «tomen medidas de seguridad adecuadas para proteger a la población local del territorio de Irumu», donde se encuentra la localidad afectada.

Las ADF son una milicia de origen ugandés que actualmente tiene sus bases en las provincias de Kivu del Norte e Ituri. Lleva a cabo frecuentes ataques y siembra el terror entre la población civil.

Las autoridades de la vecina Uganda acusan al grupo de organizar atentados en su territorio y, en noviembre de 2021, los Ejércitos ugandés y congoleño iniciaron una operación militar conjunta contra los insurgentes. Sus objetivos siguen siendo imprecisos, más allá de su aparente vinculación con el EI, que en algunas ocasiones se atribuye sus acciones.

Aunque expertos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no han encontrado pruebas de apoyo directo del EI a las ADF, Estados Unidos designó al grupo en marzo de 2021 como «organización terrorista» afiliada al grupo yihadista.

Desde 1998, el este de la República Democrática del Congo vive un conflicto alimentado por más de un centenar de grupos rebeldes y el propio Ejército, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU en el país (Monusco). El ataque de este fin de semana se produce después de que la también vecina Ruanda y la República Democrática del Congo firmaran el 27 de junio un acuerdo de paz mediado por Estados Unidos. Además, el 19 de julio el Gobierno congoleño y el grupo rebelde M23 firmaron en Doha una declaración de principios destinada a poner fin a los combates en el este del país.

Pésame del Papa

El atentado contra la iglesia Beata Anuarite, de Komanda, es una «tragedia» que «nos insta aún más a trabajar por el desarrollo humano integral de la martirizada población de esta región», afirma León XIV en su telegrama de pésame. El texto, firmado por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, y dirigido a Fulgence Muteba Mugalu, arzobispo de Lubumbashi y presidente de la Conferencia Episcopal Congoleña, expresa que el Santo Padre «se asocia al duelo de las familias y de la comunidad cristiana gravemente afectadas». A ellas les garantiza su cercanía y oración. El Pontífice «implora a Dios que la sangre de estos mártires sea una semilla de paz, reconciliación, fraternidad y amor por todo el pueblo congoleño».