Las 57 claves para renovar la parroquia «y que no son maquillaje»
La Universidad Católica de Valencia organiza este fin de semana el Congreso de Buenas Prácticas en Parroquias y presenta un estudio con las herramientas que ya implementan los templos que van por delante en evangelización
«Todo lo que hacemos, ¿ayuda de verdad a que la gente se encuentre con el Señor?». Esta pregunta fue el acicate para que un pequeño grupo de fieles de la parroquia San Jaime, en Moncada (Valencia) comenzara junto a su párroco un proceso de renovación parroquial. «En un contexto en el que encontramos a tantas familias descristianizadas y gente que no conoce al Señor, nos dimos cuenta de que estábamos dando por supuesta la fe de los que participan en nuestras celebraciones y actividades», afirma el párroco, Javier Grande, que este fin de semana participará junto a su equipo de laicos del Área de Evangelización de San Jaime en el primer Congreso de Buenas Prácticas en Parroquias que organiza la Universidad Católica de Valencia (UCV).
La cita atraerá a la ciudad del Turia a 300 personas de toda España involucradas en procesos de renovación pastoral en sus parroquias, y contará con la participación de Armando Matteo, autor de Convertir a Peter Pan y de otros libros que analizan al sujeto posmoderno destinatario de la evangelización. También participará William Simon, autor de Grandes parroquias católicas y fundador de Parish Catalyst, una organización que ayuda a las parroquias de Estados Unidos a renovarse a través de un proceso de aprendizaje colaborativo y planificación estratégica.
Durante estos días se presentará un estudio pionero en España con 57 buenas prácticas que ya se llevan a cabo en parroquias de nuestro país. «No es un ranking de parroquias, ni tampoco queremos ofrecer un modelo categórico de la parroquia ideal ni una serie de recetas que aplicar ya mismo para obtener resultados inmediatos», afirma Santiago Pons, decano de la Facultad de Teología de la UCV y uno de los organizadores del congreso.
Tanto el estudio como el evento nacieron «al constatar el desconcierto de fieles y párrocos. ¿Qué está pasando para que, a pesar de tantas actividades, se nos estén yendo de las parroquias los niños, los jóvenes y los adultos? ¿Por qué no conseguimos llegar al corazón de las personas?», dice Pons. Junto a esta perplejidad en tantos laicos y sacerdotes, el equipo de la UCV también percibió algunos casos de parroquias con gran éxito en su labor de evangelización. El estudio de esta realidad fue lo que dio pie a dos años de trabajo y consultas a cerca de 200 parroquias de toda España y cuyas conclusiones verán ahora la luz en el congreso.
De mantener a evangelizar
Pasar «de la mera conservación de lo que hay a la transformación» es uno de los retos que tienen por delante las parroquias, afirma el decano de Teología de la UCV, para quien «es posible hacer las cosas de otro modo». Para Pons, lo determinante «no es el número de fieles que están yendo a la parroquia, porque muchas aún están en proceso de crecimiento y los frutos tardan en verse». Al contrario, lo que caracteriza a las parroquias que ya están transformándose es «un aire de familia» con elementos comunes.
El primero de ellos es que «todas están intentando cambiar la cultura del mantenimiento por una cultura de evangelización»; es decir, que «todas tienen claro que evangelizar debe ser la intención de todo lo que se haga en ellas». El segundo factor pasa por entender que «el sacerdote no es un llanero solitario, sino que ha de trabajar en un equipo «en el que se comparten las responsabilidades». El tercero es «hacer girar la parroquia en torno al domingo y sus celebraciones, preparando desde la acogida hasta la homilía, pasando por los cantos y el después de la Misa». Y el cuarto es conceder «un tiempo privilegiado» a la adoración y a la oración en la parroquia, pues la transformación «no nace del deseo personal de nadie, sino de descubrir cuál es el sueño de Dios para la parroquia», dice el decano de Teología de la UCV.
• Trabajar en un equipo que colabore junto al párroco de manera corresponsable, definiendo una visión conjunta para la parroquia.
• Diseñar un plan de formación para laicos que tengan, junto al sacerdote, un liderazgo compartido.
• Implementar métodos de primer anuncio, desligándolos de los sacramentos como finalidad principal.
• Vivir una experiencia del Espíritu Santo que impulse al equipo a un cambio de mentalidad para evangelizar.
Este es el proceso por el que pasa San Jaime de Moncada, que hace dos años decidió poner al Señor en el centro abriendo una capilla de adoración permanente, «pasando de ser una parroquia de actividades a una parroquia de procesos», caracterizada por lo que llaman las tres i: intencionalidad, intensidad e invitación, «para crecer hacia adentro y hacia fuera», dice su párroco.
¿Por dónde habría de empezar quien quiera adentrase en este proceso? «Lo primero es sentir una inquietud por algo más, una desazón», responde Santiago Pons, pues «si estás conforme con lo que tienes no vas a hacer nada», ya que la renovación parroquial «no es un maquillaje». Después «hay que llevarlo a la oración en común» y luego «formarse, estudiar, leer libros en esta línea y hablar con otras parroquias que vayan por delante». Y, sobre todo, «no desanimarse», porque es un camino «que como todo lo nuevo puede ser largo, duro y a veces incomprendido».
Al final, esta serie de propuestas se concretarán en cada parroquia de una forma específica, «que será la respuesta del Espíritu a este momento de la historia. Igual que ha respondido en otras ocasiones en el pasado a otras necesidades, ahora también lo hará», concluye Javier Grande.