Laicidad y laicismo, a debate
El Foro Cristianismo y Sociedad, de la madrileña iglesia de San Jerónimo, acoge a las 19:30, la mesa redonda La presencia del hecho religioso en una sociedad democrática. Intervendrán el rector de la Universidad Pontificia de Comillas, Julio Martínez; el concejal socialista de Madrid Antonio Miguel Carmona, y el alcalde de Boadilla del Monte (Madrid) y candidato del Partido Popular al Congreso, Antonio Pablo González Terol. Sobre la mesa, los tópicos sobre la relación Iglesia-Estado que suelen surgir ante unos comicios: los Acuerdos con la Santa Sede, la supuesta financiación pública a la Iglesia, la asignatura de Religión, los conciertos educativos…
Son cuestiones que se plantean porque «una parte de la ciudadanía piensa en la Iglesia y en sus instituciones como titulares de privilegios y como entes anacrónicos que no aportan nada positivo a la sociedad», señala a Alfa y Omega Julio Martínez. Lanzar ese mensaje «parece salirles gratis a algunos políticos, porque el contrincante al que se quiere despojar de determinados derechos no tiene fuerza política organizada. Al mismo tiempo, le da al líder que lo declara una pátina de progresismo posmoderno con la que acaso esperan arañar votos».
Sin embargo, el rector de Comillas recuerda que estas propuestas son «un error político que no tiene en cuenta lo que la Iglesia católica significa y hace efectivamente en nuestra sociedad, ni una Constitución que articula un muy buen marco de aconfesionalidad o laicidad positiva, con la separación y la cooperación. Con todo respeto, me parece que ir en estos momentos de la historia, y tal como se encuentra el mundo, en contra de la laicidad positiva es un error de gran envergadura que demuestra una miopía, a mi juicio, enorme».
Frente a ello, la Iglesia debe «mostrar con verdad y humildad todos los servicios a la sociedad de las instituciones de la Iglesia, y responder con argumentos bien construidos que ayuden a distinguir entre laicidad y laicismo excluyente», así como «laicidad del Estado y sociedad laica», porque el Estado laico «se sitúa como garante de la libertad de una sociedad plural en el ámbito religioso, mientras que por el contrario una sociedad laica implica la negación social del hecho religioso o, al menos, del derecho a vivir la fe en sus dimensiones públicas».