El día del Pilar ha coincidido este año con el Jubileo de la Espiritualidad Mariana, que se ha celebrado los días 11 y 12 de octubre en Roma y que ha supuesto un evento sagrado dedicado a profundizar en la comprensión y devoción a la Virgen María. No es casualidad que haya coincidido con la festividad de Nuestra Señora del Pilar, pues estamos ante una de las advocaciones más antiguas de María Santísima. Sabemos que ya en la Edad Media se conocía el actual templo como Santa María la Mayor, cuando era la iglesia del barrio mozárabe de la actual ciudad de Zaragoza. Es conocido que este templo ya existía en tiempos de san Braulio (siglo VII), porque dicho obispo está sepultado bajo su altar mayor y porque los musulmanes, durante la ocupación en España, consentían los cultos preexistentes pero no autorizaban a construir iglesias nuevas.
El hecho de que la Santa Sede haya decidido hacer coincidir el Jubileo mariano con el día del Pilar me ha traído a la memoria una expresión que utilizó san Juan Pablo II cuando visitó por vez primera España, allá por 1982. El entonces Pontífice dijo aquello de «tierra de María». A lo que se puede añadir que, si España es la tierra de la madre de Jesucristo, Aragón constituye, en palabras de fray Roque Alberto Faci, su «dote», tal como aparece en el título de un libro escrito a caballo entre los siglos XVII y XVIII por este fraile carmelita, en el que hace repaso a todas las advocaciones marianas a lo largo y ancho del viejo reino aragonés. Puede ser consultado en la web de la Biblioteca Nacional, aunque existe una edición facsímil del año 1979, editada por la Diputación Provincial de Zaragoza.
San Juan Pablo II no es el único Pontífice que ha tenido vinculación con el culto a la Virgen del Pilar. Juan XXII, en el año 1318, declarará que la iglesia de Santa María la Mayor de Zaragoza fue «edificada por Santiago en el año 40» de nuestra era. Otro Papa, este de origen aragonés, Calixto II Borgia —que había sido secretario del rey Alonso V y por tanto conocía bien la historia del templo y el relato de los Moralia in Job, un escrito de finales del siglo XIII en el que se cita por vez primera la llegada en carne mortal a Zaragoza de María—, otorga una de las bulas pilaristas más importantes el 23 de septiembre de 1456. En ella se reconoce la antigua y continuada tradición de la venida. Refiere el Pontífice que «la beata Virgen santa María, antes de ser asumpta al cielo con Jesucristo su hijo, nuestro Señor, apareció a Santiago el Mayor en columna marmórea, por lo cual la iglesia tomó el nombre de Santa María del Pilar: Allí se hacen diariamente muchos y muy grandes milagros, según la promesa divina y los fieles, con gran devoción, visitan y veneran sin cesar la imagen de la misma santa María y de su Hijo en una capilla de la misma iglesia, que fue fabricada por mandato de la dicha santa María por el mismo apóstol Santiago, que es llamada Cámara Angélica de la Madre de Dios del Pilar» . Todavía se llama al Camarín de la Virgen con este nombre, «Cámara Angélica».
El primer Pontífice que visitó el Pilar fue Adriano VI, quien conoció su elección precisamente en Zaragoza y decidió dar gracias a la Virgen antes de emprender su viaje a Roma para su ceremonia de coronación. Clemente VII, en 1530, decretó exención de la jurisdicción episcopal, lo que le supuso más de un conflicto con los arzobispos zaragozanos y el Cabildo de la Seo sobre la catedralidad; y es que las sentencias de la Rota Romana fueron siempre favorables al Pilar en detrimento de la Seo. En esa época existía un conflicto bastante antiguo entre los cabildos del Pilar y la Seo sobre la preeminencia de una u otra en orden a su antigüedad. El pleito se resolvió de manera oficial en 1676 a través de una bula del Papa Clemente X por la que se unían ambas instituciones en una sola y para ambos templos. La colegial reside la mitad del año en la Seo (de julio de diciembre) y la otra mitad en el Pilar (de enero a junio o viceversa). La catedral del Salvador fue durante la ocupación musulmana mezquita aljama de la ciudad y, además, en los plafones que unen los arcos góticos del templo, se pueden observar las armas papales de Benedicto XIII, el Papa Luna, algo que no sería muy del agrado de los Pontífices romanos.
Todos los Papas del siglo XX han tenido una especial vinculación con el Pilar. Pío X dio su nihil obstat para la coronación de la Virgen en 1905. Pío XII declaró al templo mariano basílica menor en 1948 y le regaló una bandera del Vaticano con motivo del Congreso Mariano Nacional que se celebró en 1954. San Juan XXIII reconoció en una ocasión haber visitado el Pilar siendo cardenal, santuario del que guardaba un grato recuerdo.
Es indudable que la presencia de san Juan Pablo II ha marcado un antes y un después en la historia de la devoción pilarista. Karol Wojtyla era un gran devoto de santa María, como demuestran los dos viajes que hizo a Zaragoza en 1982 y 1984. Sus visitas fueron acontecimientos de gran relevancia, no solo religiosa sino también social y política. El Pontífice pisó en la tarde del 6 de noviembre de 1982 suelo zaragozano, donde fue recibido por una entregada multitud. En una alocución en el estadio de la Romareda dijo: «El Pilar de Zaragoza ha sido siempre considerado el símbolo de firmeza de fe de los españoles». Y prosiguió: «Veo cumplirse un anhelo que ya antes deseaba poder realizar, postrarme como hijo devoto de María ante el pilar sagrado».
Después se dirigió a la basílica, donde rezó ante la Virgen, a la que ofreció un rosario de cuentas de nácar y cadena de oro. A los pies del pilar dejó su solideo blanco de Pontífice, que hoy día puede contemplarse en el museo del templo. San Juan Pablo II no solo fue un devoto personal de la patrona de Aragón, sino que conocía las resonancias nacionales de esta tradición y la importancia que tenía la piedad popular de este santuario. En su segundo viaje, realizado el 10 de octubre de 1984, Juan Pablo II fue recibido en Barajas por los reyes, el presidente del Gobierno y otros miembros del Ejecutivo. Pero, sin salir del aeropuerto, se dirigió posteriormente a Zaragoza para rezar ante la Virgen del Pilar.
El autor acaba de publicar el libro Virgen del Pilar (editorial Almuzara).